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Los "tories" británicos, acusados de recibir dinero de las mafias asiáticas

El estandarte moralista del alicaído Partido Conservador británico se deshilachó ayer ante inquietantes denuncias de que sus arcas condenen dinero de traficantes de drogas de Asia. La mancha que cayó sobre los tories pulverizó los afanes conservadores de presentar a los laboristas, en el poder, como un partido corrupto y desvió la atención pública hacia el menos explorado campo de las misteriosas finanzas del partido que lidera William Hague.

La dirección del Partido Conservador buscaba anoche la mejor manera de distanciarse de la denuncia difundida por un diario de Hong Kong, el Oriental Daily News, en la que se asegura que los tories se beneficiaron de una donación de un millón de libras esterlinas (250 millones de pesetas) procedente de personajes de los bajos fondos del mundo asiático, todos ellos con conocidas vinculaciones con el tráfico de drogas y buenos contactos oficiales en Londres.El líder conservador, William Hague, que ha tratado de edificar toda la resurrección política de su partido en el estandarte moral, reaccionó ayer con rapidez y anunció que, de comprobarse el origen turbio de esos fondos, los conservadores devolverían hasta el último penique. El único modo para proceder a tan embarazosa devolución sería una transferencia económica a fondos de beneficencia. Fue precisamente esta idea la que puso en dificultades a Hague. Pues poco antes, la oficina central de los toríes parecía decidida a desligarse de toda responsabilidad de esta supuesta donación ilegal.

"El mundo da muchas vueltas", fue el comentario de un alto funcionario laborista, crítico con la agresiva estrategia conservadora que trató de aprovecharse de la donación por parte del patrón de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, a los laboristas. "Una cosa es el dinero de las tabacaleras [que patrocinan el circo de las carreras] y otra los fondos que vienen de tan oscuro origen", agregó. En el centro del escándalo que sacude a los tories figura un personaje llamado Ma Sik-chum, a quien la prensa liberal británica identifica como el arquitecto de un complejo entramado político destinado a conseguir los favores del anterior Gobierno conservador.

Bajo el mandato de John Major, las relaciones de Ma Sik-chum con el Ejecutivo fueron cordiales, hasta el punto de, que alguno de sus parientes más cercanos logró cenar en Downing Street. Ma Sik-chum quería el apoyo británico para que sus familiares fueran admitidos en Hong Kong tras una estancia en Taiwan, donde vivieron como fugitivos desde 1978.

Aparte de dar detalles de aquellos banquetes (costillas de cordero asado precedido de sopa de pepino, tarragón y naranja y, como broche de oro, una tarta de limón al caramelo), el Orient Daily News también informó de que la huida de Ma Sik-chum y de su hermano, Ma Sik-yu, conocido en los bajos fondos como Polvo Blanco, a Taiwan, se debió a un turbio negocio ilegal que acabó con problemas con la justicia de Hong Kong.

De los supuestamente turbios contribuyentes del Partido Conservador no existen todavía fotografías, pero el diario The Independent ilustró su apertura de portada con la foto de una mano con la jeringuilla en la mano. Por, encima, el titular: Los tories tomaron dinero de un barón de la heroína. El golpe para los tories es brutal.

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