Los nacionalistas sellan su pacto con el PP y rechazan que el Congreso debata sobre Cardenal y Fungairiño
No habrá pleno extraordinario en los 10 días que restan de vacaciones parlamentarias para que el Congreso debata la petición socialista de destitución del fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, y del fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño. El PSOE sólo encontró el apoyo de Izquierda Unida y del Grupo Mixto en la Diputación Permanente de la Cámara, que se reunió ayer para estudiar el caso, pese a que Juan Alberto Belloch, portavoz socialista, piensa que se trata de un tema muy urgente porque ambos fiscales han dado muestras de una "ideología criminal" y han quedado "fuera de los límites de la Constitución española". Los nacionalistas cerraron filas con el Gobierno y el PNV aprovechó la circunstancia para lanzar una feroz andanada contra el ex ministro del Interior José Barrionuevo, en particular, y el Grupo Socialista, en general.
Las habas estaban contadas. Sin sorpresas, el PSOE sólo reunió 23 votos -los suyos con los de IU, el BNG y Nueva Izquierda- para apoyar la celebración de un pleno extraordinario en el que pedir al Gobierno la destitución del fiscal general, Jesús Cardenal, y el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, por sus tesis al cuestionar la competencia de los tribunales españoles para juzgar algunos de los sucesos acaecidos durante las últimas dictaduras militares de Argentina y Chile. El cierre de filas de los nacionalistas con el Gobierno se repitió asimismo para rechazar la creación de una comisión de investigación de la alianza entre Endesa y la chilena Enersis que pedía el PSOE, y para que el pacto farmacéutico no se explique hasta que esté cerrado.En la votación sobre Cardenal y Fungairiño el PP frenó la iniciativa socialista con 28 votos: los suyos más los de los nacionalistas catalanes, los vascos y los canarios. Así, el asunto se suscitará, sin duda, pero en un pleno ordinario cuando en febrero se reanude el periodo ordinario de sesiones.
Cardenal y Fungairiño recibieron estopa parlamentaria en muy altas dosis. Incluso Andrés Ollero, portavoz del PP, tuvo que reconocer que el fiscal jefe se había metido "en un jardín porque no se sabe muy bien a dónde va".
Belloch sí cree saberlo. Reprodujo el argumento de Fungairiño: "Las juntas militares no pretendían sino la sustitución temporal del orden constitucional establecido mediante acta institucional, que tenía por objeto precisamente subsanar las insuficiencias de que ese orden constitucional adolecía para mantener la paz pública".
Con este razonamiento, avalado por. Cardenal, el portavoz socialista cree que "se trata de propiciar, justificar o explicar el golpe de Estado" y aseguró que defender o explicar de cualquier modo la legitimidad de un golpe de Estado "constituye una ideología criminal", lo que evidencia que los dos fiscales "han, quedado fuera de los límites de la Constitución".
Ninguna prisa
El PSOE encontró el apoyo de Francisco Rodríguez (BNG) y Ricardo Peralta (NI). Sin embargo, Luis Mardones (CC) dijo que comparte el fondo de la intervención de Belloch, pero que no se le alcanzan las prisas para convocar un pleno extraordinario. Lluis Recoder (CiU) calificó de "deplorables y absolutamente inadmisibles" las afirmaciones de Fungairiño -en su día, Joaquim Molins consideró "peligroso" que "justifique" las dictaduras y "más peligroso" que Cardenal le apoye-, pero tampoco ve ninguna prisaLuego, el PNV, la tercera pata del trípode nacionalista que lo apoya, no sólo apuntaló la postura del Gobierno y sus socios, sino que aprovechó la oportunidad para arremeter con gran virulencia contra el ex ministro, del Interior José Barrionuevo y el propio Grupo Socialista.
Joxe Joan González de Txbarri empezó por admitir que lo escrito por Fungairiño "es una frase escandalosa" -su compañera Margarita Uría ya dijo en diciembre que Cardenal y él habían transmitido "al ciudadano medio el mensaje de que apoyan los golpes de Estado" porque "la comparación con el artículo 55 de la Constitución es muy desafortunada"-, pero advirtió que el que unas actuaciones, las de los militares chilenos y argentinos, "sean repugnantes" no significa "que puedan ser perseguidas en un país distinto al que se cometieron".
Después se aventuró a explicar que "se está intentando mezclar la repulsa ( ... ) generalizada por estos crímenes de Estado con la posibilidad de su enjuiciamiento en el Estado español, ( ... ) dos circunstancias que, en todo caso, habría que distinguir". El diputado vasco fue más allá y aseguró que "en Chile y Argentina hay mucha gente que se está riendo de lo que está sucediendo en el Estado español" por pretender "hacerles analizar a estas alturas del siglo sus crímenes de Estado cuando en el Estado español hay dificultades -en legítima defensa, por supuesto- para poder analizar la guerra sucia".En la línea apuntada en su momento por su compañero Iñaki Anasagasti, González de Txabarri lanzó a continuación un potente misil contra Barrionuevo: "El Grupo Socialista, que mantiene en esta Diputación Permanente a un diputado que tiene una acusación fiscal, nada más y nada menos que de 23 años, y está empeñado en que esta investigación, a nivel judicial, no se lleve a cabo con la debida diligencia y con criterios de un Estado de derecho, no es el que está más legitimado para levantar la voz de forma tan llamativa".
No acabó ahí la cosa. En un breve turno de réplica que concedió el presidente, Federico Trillo, González de Txabarri le espetó al portavoz socialista: "El fondo de la cuestión es decir que estos fiscales no sigan en otras causas. ¿En qué causas, señor Belloch?". "En éstas", le replicó Belloch desde su escaño. Y González de Txabarri apuntilló: "Ya que están tan preocupados por la guerra sucia, creo que es muy procedente que recurran al Derecho comparado. ¿Cómo hacer al ministro del Interior, luego nombrado ministro de Transportes, diputado y miembro de esta Diputación Permanente, senador vitalicio?", en alusión al exdictador chileno Augusto Pinochet. El PNV había logrado provocar la irritación del PSOE entre sonrisas mal disimuladas en las filas del PP.
Más información en las páginas 28 y 51
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