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La evaluación de las universidades revela una carencia generalizada de objetivos pedagógicos,

Los resultados de la primera evaluación de la calidad de las universidades, realizada por el Ministerio de Educación, revelan una falta de objetivos pedagógicos -que se refleja en la utilización de métodos de enseñanza obsoletos-, la escasa participación del alumnado en el aula o en la falta de coordinación entre los departamentos y los centros, lo que actúa en detrimento de la calidad de la enseñanza.

Las universidades se han autoexaminado con el fin de determinar sus problemas y adoptar medidas para mejorar su calidad. El mayor esfuerzo ha corrido a cargo de equipos de profesionales de los propios centros que voluntariamente se han apuntado a este programa.

El proceso ha sido el siguiente: en primer lugar, el Consejo de Universidades organizó el plan, tras un año de consultas y basándose en la experiencia de otros cuatro países europeos que realizan evaluaciones similares; y después las universidades que se presentaron (46, en total) escogieron las titulaciones que consideraban conveniente evaluar.

El ministerio ha destinado 184 millones de pesetas a este plan, una tercera parte de lo que ha costado. El resto lo han financiado las comunidades autónomas y las propias universidades. La cantidad media que han recibido las universidades para cada titulación ha sido de cuatro millones de pesetas.

Entre los puntos fuertes de la universidad se destacan en las conclusiones el incremento de la calidad y la cantidad de producción científica o la capacidad para atender una demanda de enseñanza creciente y diversificada".

Sin embargo, el informe no dispone de estadísticas y la mayoría de las conclusiones son muy generales, resaltando aspectos conocidos de sobra como la excesiva carga lectiva de los planes de estudio, la fuerte masificación, la escasa optatividad real para el alumno, la fragmentación de asignaturas o las clases basadas en "lecciones magistrales".

Los resultados hacen también referencia a la falta de trabajo en equipo y coordinación entre los docentes, tanto a la hora de fijar unos objetivos como el procedimiento de trabajo, y señalan que la actividad docente es considerada como una cuestión individual. Las críticas hacen también referencia a la limitada evaluación del profesorado: "El desarrollo únicamente de sistemas de evaluación del profesorado basados en encuestas de opinión realizadas a los estudiantes ha contribuido a reforzar la cultura de la individualidad"

No todos los centros se han implicado de igual forma. Siete universidades se han apuntado a un plan global de cinco años, 28 se comprometieron a participar sólo en la primera convocatoria y las otras 11 han intervenido únicamente para crear oficinas de evaluación en sus centros y analizar el funcionamiento del plan en esta primera fase. Madrid S. PÉREZ DE PABLOS

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