Aznar y Pujol refuerzan el pacto para extenderlo hasta el final de la legislatura

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, renovó ayer en Madrid el pacto de colaboración con el Gobierno del PP que hace 18 meses permitió la llegada de José María Aznar a la presidencia del Ejecutivo. Pujol, que se reunió durante seis horas con Aznar en Madrid, afirmó al término del encuentro que conviene mantener la situación de estabilidad política y que tanto el Gobierno de la nación como el de Cataluña cumplan sus respectivas legislaturas. Aznar, por su parte, ratificó su voluntad de no convocar las elecciones generales hasta el año 2000 y destacó que el acuerdo con CiU "nos acerca de manera firme al horizonte final de la legislatura".

Las únicas sombras del encuentro se limitaron a la anunciada reforma fiscal por parte del Gobierno, así como a diversos incumplimientos en materia de inversión en infraestructuras. Sobre la rebaja del IRPF, Pujol reclamó del presidente del Gobierno el mantenimiento de su promesa de que la anunciada rebaja no afectará a la financiación autonómica. La larga reunión se centró en el análisis de los proyectos y objetivos que a partir de ahora debe afrontar el Gobierno. Pero quedó clara la voluntad de uno y otro de mantener las circunstancias que han permitido estos resultados en materia económica y autonómica. "Lo que ahora nos corresponde, una vez garantizado el ingreso en la Unión Económica y Monetaria, es llevar a cabo una política de sostenibilidad, que debe ser el resultado de una buena política presupuestaria en 1999 y en el 2000", dijo Pujol, insinuando que, si la política económica del Gobierno no varía, CiU estaría dispuesta a apoyar los presupuestos de estos años. Esta colaboración, dijo el líder catalán, "ha dado frutos importantes y muy apreciables. España cumplirá los criterios de Maastricht, algo que parecía MUY difícil de alcanzar hace apenas año y medio, al tiempo que disminuye el paro, crece la economía y mejora la competitividad, y aumenta el prestigio internacional de España. El optimismo de Aznar y Pujol no fue compartido por la oposición. El PSOE e IU interpretaron el resultado del encuentro como un triunfo de Pujol en su intento de que las reformas fiscales no su pongan merma de ingresos para la Generalitat.