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Reportaje:

Estudiantes de estreno

Alumos de la Rey Juan Carlos relatan los pros y los contras de una universidad nueva

, Estudiar en una universidad nueva tiene sus pros y sus contras. Así ocurre en el primer año de las cuatro facultades de la Universidad Rey Juan Carlos. El buzón de sugerencias de la Escuela de Informática de Gestión y de Sistemas en el campus de Móstoles (196.500 habitantes) estaba lleno al principio de curso, pero antes de navidades no tenía ya ninguna demanda. La ventaja de tener sólo 150 alumnos ha permitido a los responsables del centro satisfacer las peticiones estudiantiles en un tiempo mínimo. Las reivindicaciones se referían sobre todo a la instalación de Internet en las aulas. Estos universitarios disponen de un ordenador por persona, pupitres con dimensiones mayores de las habituales, clases de refuerzo para las asignaturas más difíciles y salas de estudio donde desarrollan trabajos relacionados con sus prácticas. "Lo que más agradecen es el trato personalizado que se les dispensa", señala David Ríos, coordinador de la escuela de Informática. "En clase no hace falta pasar lista porque los profesores conocen a casi todos los estudiantes", añade Ríos.

Este matiz agrada a la mayoría, aunque a algunos les impide hacer pellas porque en una escuela tan pequena nadie pasa inadvertido. Además, es imposible sacar chuletas en los exámenes porque la probabilidad dé ser cazado es mayor que en otra universidad madrileña.

Si bien la sensación general es de satisfacción con el profesorado, el material, el plan de estudios y la' cafetería, el alumnado masculino echa de menos algunas mujeres más. En el centro mostoleño la proporción de sexos es del 80% al 20%, en favor de los varones. Otro de los retos para los responsables de la escuela es la organización de seminarios y actividades culturales que ahora tendrían escasa participación. Así, la idea de montar un equipo de fútbol o baloncesto se ha quedado para el año que viene a la espera de nuevos estudiantes.

En la Escuela de Fisioterapia y Terapia Ocupacional de la Rey Juan Carlos en Alcorcón (145.000 habitantes), la proporción de chicas y chicos es justo la inversa de la de Móstoles. "Habría que organizar actividades conjuntas para lograr el equilibrio", bromea Juan Carlos Miangolarra, responsable del centro.

En el edificio estudian 150 personas, que tienen a su disposición un laboratorio de prácticas con material de superior calidad al de muchos hospitales madrileños. Cuando se trasladen el curso que viene a las nuevas dependencias habrá nueve laboratorios específicos, o sea, el sueño de cualquier facultad. Además de las salas de prácticas, las bibliotecas son otras de las estancias que más visitan los alumnos de ambos campus. La media de préstamo por persona ha sido de 2,5 libros en el primer trimestre del curso. Pero estas dependencias sólo cuentan, de momento, con manuales básicos. "Para los alumnos es suficiente, pero los estudiosos como yo echamos de menos los 14.000 volúmenes de la Facultad de Medicina de la Complutense", dice Miangolarra.

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