_
_
_
_

Un San Martín a tiros

La peste porcina obliga a cambiar en Segovia la tradicional matanza por la muerte masiva de cerdos con disparos de pistola

A los cerdos de la provincia de Segovia les ha llegado su San Martín, pero no en la matanza tradicional, sino a balazos. Este invierno, las medidas adoptadas para frenar. los focos de peste porcina clásica obligan a matar a los animales de un tiro en la cabeza.La lucha contra la enfermedad -que no afecta a las personas- ha provocado la inmovilización del gana do en más de treinta municipios, con unos 10.000 habitantes en su conjunto. Hasta ahora han sido sacrificados 57.000 cerdos, principalmente como medida cautelar previéndose la muerte de más de 100.000.

En algunos lugares, si las autoridades permitieran las típicas matanzas, tampoco sería posible llevarlas a cabo, porque en las granjas no quedan animales. No obstante,hay restaurantes que no se resisten a abandonar la tradición y han optado, incluso, por importar los animales de otras provincias, eso sí, ya sacrificados.

Este año todo ha cambiado. Los cerdos no mueren desangrados, tras un corte limpio, sino por una bala llamada cautiva, disparada en la cabeza con una pistola especial; aunque, si tienen mucho -peso, como es el caso de las cerdas de cría, que superan los 180 kilos, reciben un tiro en la zona de la oreja disparado con un rifle del calibre 22.

Las matanzas de ahora, realizadas. por veterinarios, han cambiado también de fondo musical: del sonido festivo de la dulzaina y el tamboril, al de los tiros secos, tras una macabra procesión de los animales hasta el pie de la fosa donde son rematados, antes de ser enterrados y rociados con sosa cáustica. La declaración de cuatro focos de peste porcina clásica en Otones de Benjumea y Sauquillo de Cabezas está provocando graves estragos económicos, pues se trata de un sector que factura al año más de 45.000 millones de pesetas (el 10% de la producción nacional). La tensión es tal que algunos productores de los que se sospecha que pueden haber traído la enfermedad tras acudir a una feria ganadera en Utrecht (Holanda) -país donde sé fija el origen de los últimos focos-, el pasado noviembre, reciben protección lolicial, mientras agentes de la Guardia Civil vigilan las carreteras para que no haya ningún transporte de ganado.

La psicosis y el miedo a propagar la peste hace que los. trabajadores no puedan llevarse a las naves bocadillos de chorizo o de embutidos derivados del cerdo, porque pueden ser focos de transmisión, y a tener que ducharse y a cambiarse de ropa y calzado cada vez que entran y salen. Otros se niegan a jugar al fútbol por no compartir vestuarios con empleados de distinta explotación, no sea que en su ropas pueda estar el maldito virus que rompe amistades.

Algunas organizaciones agrarias calculan que pueden ir al paro hasta 200 personas, muchas de ellas inmigrantes, que se dedican a la limpieza de las explotaciones, porque ya no van quedando cerdos.

Paradójicamente, veterinarios en paro están encontrando trabajo porque los funcionarios autonómicos no dan a basto en las labores de sacrificio, de sol a sol, descansando sólo cuando se les calienta o se les encasquilla el arma. Algunos incluso padecen tendinitis en el brazo por soportar durante horas el peso de la pistola.

Todo ello, casualmente, en la circunscripción por la que es diputada la ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, cuyos funcionarios combatirán esta semana en el Comité Veterinario de la UE para impedir que se prohíba la exportación en toda Segovia y se limite sólo a determinadas zonas. Entretanto, en Sauquillo de Cabezas, con 250 habitantes, los vecinos han agotado las existencias de agua mineral después de conocer que más de 8.000 cerdos han sido enterrados en una fosa próxima al pozo que garantiza el suministro, aunque la Junta de Castilla y León asegura que no hay ningún peligro de contaminación porque la distancia media de los enterramientos supera los 500 metros y que se realizan varios análisis diarios.

Autoridades y ganaderos se darían por satisfechos si esta pesadilla concluyera antes de marzo, cuando suelen terminar las matanzas, al pasar el frío seco de las noches invernales de Castilla, ideal para el curado de la carne.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_