Argelia

Las informaciones de prensa occidental calculan que unas 65.000 personas han sido asesinadas en Argelia, y la también occidental Amnistía Internacional las eleva hasta 80.000, desde que, en 1992, los militares argelinos anularon las elecciones ganadas por dirigentes islámicos, según criterios electorales occidentales. Curiosamente, hay varios miles de víctimas inocentes sobre las que nadie se pone de acuerdo, aunque todos están de acuerdo en que son decenas de miles. Curiosamente, el único que podría contabilizarlas con mayor precisión, el Gobierno golpista militar argelino, no ofrece ningún dato que sea mínimamente fiable, y oculta la mayor parte de estos execrables crímenes. Curiosamente, los medios occidentales, que con tanta dificultad contabilizan los crímenes en Argelia, tienen una sorprendente facilidad para adjudicar, con inusitada rapidez, la responsabilidad de cada una de las múltiples matanzas parciales que se van produciendo, en un espantoso y continuo goteo: apenas se produce una de ellas, los corresponsales, estratégicamente situados en Rabat o París las más de las veces, o las agencias situadas en Argel, las menos, la atribuyen inmediatamente a los fanáticos integristas y fundamentalistas musulmanes; para ello, no parece ser necesario desplazarse al lugar de los hechos a investigar, ya que crímenes tan bárbaros como el degüello o el machetazo sólo los pueden cometer, por definición, los "fanáticos, integristas y fundamentalistas", y nunca el Gobierno militar argelino o sus "incontrolados" paramilitares, eufemismo este que ya se conoce muy bien en América Latina para deslindar la responsabilidad del Gobierno criminal de turno de la de sus criminales brazos ejecutores. Así, las cuentas parcales de este genocidio terrible, según los medios occidentales y si se revisan sus hemerotecas, arrojarían un increíble resultado, dados los respectivos medios, de "fundamentalistas, integristas y fanáticos musulmanes", 65.000; "gobierno democrático y prooccidental" ar-Pasa a la página siguiente Viene de la página anterior

gelino, prácticamente cero. Así, este balance indigerible se convierte en verdad universal y pensamiento único, y permite a los hipócritas Gobiernos occidentales (Francia y España entre ellos) vestirse el luto de las muertes que provocan indirectamente, pidiendo con la boca pequeña que se acaben, mientras por detrás siguen armando sin cuartel al ilegítimo régimen, con tal de seguir ordeñando petróleo y gas sin-descanso-