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¿Ochún o la Virgen de la Caridad?

La Iglesia cátólica compite en Cuba con la santería y otros cultos afroamericanos

¿En qué creen los cubanos? ¿Es el país que visitará el Papa una tierra de religiosidad popular, de magia y fe pagana, o de catolicismo beato y practicante? Cuando un cubano reza ante la imagen de la Virgen de la Caridad, ¿en quién piensa? ¿En la patrona de Cuba o en Ochún, dueña del río y de la sensualidad, su equivalente en el altar sincrético de la santería? Para la Iglesia católica, cada vez más molesta por estas preguntas que se multiplican en vísperas del viaje del Papa, el cubano es creyente y, ante todo, cristiano.Las tres religiones afrocubanas que se practican en Cuba -la regla de Ochá, o santería; la regla de Palo Monte; y la religión Abakuá, que funciona como una sociedad secreta-no suponen, según los responsables de la Iglesia católica cubana, peligro ni "competencia" para ella. Para su jerarquía, los cultos africanos y el sincretismo son fenómenos populares reales, pero de tipo folclórico y minoritario, mientras que la fe católica es la más arraigada y la que más ha crecido en los últimos tiempos.

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Los babalaos o sacerdotes de Ifa, en la santería, y los paleros dicen en cambio que sus orishas y dioses africanos son prácticos, mulatos más cercanos al carácter del pueblo cubano, y afirman que a sus consultas acude, cada vez más gente en. busca de las soluciones que la Iglesia no da.

"Nosotros ofrecemos respuestas a los problemas concretos de los hombres, y por eso la gente se acerca a nosotros", afirma Ricardo Guerra, un conocido babalao de La Habana. Guerra asegura que la Iglesia católica sabe que las religiones afrocubanas "son mayoritarias en Cuba", pero trata de descalificarlas al calificarlas como "pseudorreligiones". "Guste o no guste, en Cuba la Iglesia católica no tiene el monopolio de Dios", asegura la antropóloga Natalia Bolívar.

Si a un cubano se le pregunta en la calle quién es la Virgen de Regla en la santería, dirá sin dudar que Yemaya (orisha, dueña de las aguas, del mar y de la fertilidad). Del mismo modo, para muchos cubános la Virgen de la Caridad es Ochún, y la de la Merced, Obbatala. Y eso sin hablar de San Lázaro, Babalú Ayé. Esta realidad, sin duda, no agrada a la Iglesia. El propio arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, decía el pasado 29 de junio al oficiar una misa al aire libre en la plaza de la Catedral: "Poniendo aparte la confusión entre creencias y folclor, por un lado, y verdadera fe religiosa por otro, si nos preguntaran, cuál es la religión más fuerte en Cuba, yo no tendría reparos en decir que la iglesia que fundó Nuestro Señor".

Indudablemente, la Iglesia católica, y también las protestantes, ha experimentado un auge notable en los últimos tiempos. Los fieles que asistían al culto dominical en todos los templos católicos de Cuba no eran más de 120.000 en 1989. Según cálculos de la Iglesia, esta cifra se puede haber duplicado o triplicado hoy. En cualquier caso menos del 5% de la población va, a misa el domingo. Los bautismos en La Habana, una ciudad de 2,1 millones de habitantes, se limitaron a 27.609 en 1989. Ese mismo año sólo hubo 138 bodas católicas. En 1995, más de 33.000 habaneros fueron bautizados, y los matrimonios "por la Iglesia" se elevaron a 507.

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Sin embargo, esta "explosión de la fe" cristiana, en la que influyó la crisis -material y de valores- surgida tras de la caída del comunismo en los países del Este de Europa, se tradujo también en un verdadero boom de las religiones afrocubanas.

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