_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La reina Roja y el proyecto nacional

Andrés Ortega

¿Después del euro qué? La pregunta empieza a ser esencial. No se refiere, -en este caso, a qué va a ocurrir una vez que estemos en la moneda única -cuestión esencial que debería salir de los círculos especializados para convertirse en tema de debate general-, sino a cómo el euro ha sido el Grial en cuya búsqueda se han centrado varios Gobiernos españoles -los socialistas, y ahora, el popular que lo descubrió tardíamente- y de otros países, convirtiéndose, paradójicamente, en el gran proyecto nacional *en muchos de ellos. Por eso, preguntar ¿después del euro qué?, equivale a plantear en qué proyecto nacional hay que empezar a pensar para cuando se haya encontrado el Grial, es decir, pasado la selectividad en mayo y entrado en enero próximo en la moneda única europea.¿Es posible encontrar un nuevo proyecto propiamente nacional? O, justamente, todo proyecto nacional pasa, necesariamente y como poco, por la integración europea. Se vaya por donde se vaya -reforma del Estado de bienestar, profundización del Estado de las autonomías, justicia social e impuestos, etcétera-, uno topa con el proyecto europeo, en alguna de sus múltiples dimensiones. Superlativamente, en el caso de esta Europa de moneda única queestá a punto de nacer. Así, por ejemplo, los socialdemócratas alemanes en su último congreso en Hannover, consideraron que Europa se ha convertido en "el proyecto crucial de la política socialdemócrata". No digamos ya para los democristianos de Kohl. Pero lo que vale para Alemania vale aún más para España, que está en una posición buena, pero nada fácil de preservar, no digamos ya de avanzar hacia "la cabeza de Europa". Carlos Bastarreche, secretario general de Política Exterior y para la UE, puede estar expresando una cultura diplomática actualmente dominante en la Administración española cuando en un claro artículo (t/nión Europea: ¿dónde estamos?) el pasado lunes en EL PAÍS termina con una afirmación que él mismo reconoce como conservadora: "[ ... ] nos podríamos dar por satisfechos si al final de esta travesía, que va a durar en torno a cinco años, seguimos en la buena situación en que ahora nos encontramos".

Tal afirmación tranquiliza por lo que tiene de defensa de los intereses nacionales; mas también- preocupa. Porque en este tablero europeo tal enfoque refleja la cultura de Alicia más que la de la reina Roja de A través del espejo, que quizás exprese mejor lo que es la cultura política de la integración europea. Ante las quejas de Alicia, extenuada tras correr para acabar permaneciendo en el mismo sitio, la reina Roja replica: "Lo que es aquí, como ves, hace falta correr todo cuanto una pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere correr a la otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido". (A este respecto, se recomienda la lectura del artículo de Juan Antonio Rivera, 'La hipótesis de la reina, Roja', en Claves, diciembre -de 1997, que explica las bases teóricas de tales comportamientos.)

El aquí de la reina Roja puede ser esta UE que tanto puede cambiar de la mano de la moneda única y de la ampliación; en la que otros, como el Reino Unido de Blair, renacen a la idea europea, y en la que España sólo conseguirá preservar su posición y sus intereses si corre el doble de deprisa que los demás. Sin renunciar a lo propio -todo lo contrario, pues también hay que ganar autonomía-, el nuevo proyecto nacional, de cualquiera de los grandes partidos con representación en toda España e incluso de los nacionalistas, tiene que tener una dimensión europea central, incluso cuando aborde temas tan esenciales como puede ser la educación o la ciencia. Una dimensión que hay que desarrollar con imaginación y valor intelectual y político añadido por parte España. Incluso, con cierta gracia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_