Aznar llama a la sociedad vasca a que se "movilice totalmente" contra el terrorismo y pide "unidad"
José María Aznar hizo ayer un llamamiento, como presidente del Gobierno, a la "unidad de todos'' contra el terrorismo y pidió especialmente a la sociedad vasca "que se movilice totalmente". Recién llegado de la capilla ardiente con los restos del concejal popular de Zarautz José Ignacio Iruretagoyena, asesinado por la banda terrorista, Aznar, dejó patente su emoción ante las 800 personas que habían acudido al mitin en Logroño. El líder del PP anunció como objetivos del Gobierno para este año una bajada de impuestos, un nuevo plan de empleo y el impulso para una reforma de la justicia.
El presidente del Gobierno, que suspendió la cena que tenia previsto celebrar en la capital de la Rioja con militantes de su partido, afirmó que "hoy el blanco es el Partido Popular y los concejales populares, pero mañana pueden ser otros las víctimas". Y añadió: "Por eso hablo por y para todos, y a todos pido un esfuerzo y ánimo de movilización". Una reflexión que además de perseguir una actitud más activa, sobre todo en Euskadi, contra la violencia terrorista venía en cierta manera a rectificar, y completar, el comentario hecho por el portavoz del Ejecutivo, Miguel Ángel Rodríguez, por la mañana al afirmar que los concejales del PP son víctimas de ETA porque es acertada la política antiterrorista del Gobierno.Aznar empleó una reflexión parecida, sin emplear menciones partidistas. "Nos persiguen porque acertamos, porque la razón, la verdad y la justicia está de nuestro lado", dijo. Y enfatizó que "lo que han hecho hoy tantas veces [los terroristas] lo pagarán con la ley y la justicia en la mano".
Aznar supo transmitir, con impacto, el golpe emocional del zarpazo de ETA nada más subir al escenario y un cuarto de hora después supo también arrancar sonrisas y mostrar buen humor, con alusiones a los 20 años transcurridos desde que inició su carrera política en Logroño, como militante de Alianza Popular. Restregándose los ojos y los labios, con el gesto de quien está conteniendo el sollozo y tiene un nudo en la garganta, y con la rúbrica de una ovación del público, Aznar relató pormenorizadamente cómo se había enterado del asesinato de Iruretagoyena: "Había salido a las siete y media de la mañana, como muchos días, a correr por los jardines de La Moncloa, y estábamos terminando cuando un guardia civil paró al ayudante que me acompañaba y le dio una nota. Tuve la certeza de que alguna desgracia teníamos que afrontar este día. El ayudante dejó que yo terminara, cinco o 10 minutos más, y luego me dijo 'presidente'. Yo le dije: 'Tengo que llamar al ministro del Interior, ¿verdad? Pues ahora mismo'".
Y continuó más emotivo: "A veces, en La Moncloa, en Zarautz o en La Rioja los tiros te estallan dentro de las entrañas y la sangre la notas caliente dentro del alma. Pero hoy no quiero decir lo que el corazón me llevaría a decir sino lo que corresponde como responsable del Gobierno".
Después recordó a Gregorio Ordóñez, Miguel Ángel Blanco, José Luis Caso y José Ignacio Iruretagoyena, todos ellos concejales vascos asesinados por ETA. Y subrayó: "Nos pueden quitar la vida de amigos, pero no nos van a quitar los ideales ni la pasión por construir la libertad, la paz entre todos los españoles, con los vascos, todos juntos".
A continuación invocó la obligación de afrontar una regeneración moral, en lo que se refiere a la lucha contra la violencia, porque no se puede aceptar como un hábito el convivir con el terrorismo.
Terminado este capítulo, Aznar expuso las líneas generales del discurso que había previsto pronunciar. Resaltó la efectividad de los acuerdos con los nacionalistas e incluso les espoleó a mantener la actual alianza hasta el término de la legislatura.
"Los pactos han dado estabilidad, han servido para mejorar la situación económica de todos los españoles, y además es muy importante para el prestigio externo de España el terminar la legislatura. Espero que la responsabilidad de nuestros aliados así lo entienda. Ha habido muchos más puntos en común que de discrepancia y, si es así, la sensatez obliga a seguir en esa dirección".
Aunque el asesinato del concejal de Zarautz obligó a Aznar a introducir grandes cambios en el discurso incialmente previsto no dejó de mencionar otras cuestiones de relevancia política.
Anunció que el próximo año bajarán los impuestos, que el Ejecutivo presentará un nuevo plan de empleo y que se impulsará la reforma de la justicia.
El presidente presentó los objetivos del Gobierno para este año, y aseguró que continuará con la modernización económica y, en particular, con la reforma tributaría, que debe aliviar a los españoles con "unas cargas fiscales más justas y más sencillas que, al tiempo, estimulen el ahorro, la inversión y la creación de empleo". Durante 1998 se abordará un nuevo plan de empleo, aseguró Aznar y reiteró su compromiso de poner a disposición de la justicia los medios legales para que esta sea más eficaz.
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