Beber
Hace poco se hizo eco EL PAÍS de la acelerada degradación del entorno de los jardines Arquitecto Rivera. La situación ha empeorado: más jóvenes o adolescentes que beben, alborotan, destruyen el mobiliario urbano, y orinan en cualquier lugar, preferentemente en las puertas y ventanas bajas del grupo escolar Isabel la Católica. Son bien abastecidos de bebida por tiendas: a cualquier hora, cualquiera, compran bebidas y alimentos que son orinados y en parte vomitados en la calle.Incuria añadida son los con ciertos de tambor, denunciados casi todos los sábados a la Policía Municipal, y por escrito por tres veces en el último año y medio, sin resultado. En la madrugada del sábado 27 el tambor sonó hasta las cuatro y cuarto, y en la del domingo siguiente, también hasta pasadas las cuatro de la madrugada. No llamamos ya a la Policía Municipal; se nos ha hecho saber que no intervendrá.
Quien haya padecido el tormento del tambor sabe que hace casi enloquecer. ¿Cabe mayor dejación? ¿De qué sirve que el Ayuntamiento invierta sumas fabulosas en obras si no mueve un dedo para que se cumpla la ordenanza sobre ruidos nocturnos? .
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