El terrorismo argelino mata a 38 civiles, entre ellos 14 fieles de una mezquita

Al menos 38 civiles se han sumado en las últimas horas a las víctimas de la violencia en Argelia, según informaba ayer la prensa local. De ellos, 14 se encontraban rezando en una mezquita el domingo por la tarde cuando el grupo de asesinos les atacó, matando a machetazos a unos y degollando a otros.Esta matanza, la más grave ocurrida en una mezquita argelina en los cinco años de guerra civil larvada que vive el país, se produjo en la aldea de Safsaf, en la provincia occidental de Mascara, a 320 kilómetros de Argel. Los agresores se dirigieron a continuación al pueblo donde acabaron con la vida de seis niños, tres mujeres y otros tantos hombres por idéntico procedimiento, de acuerdo con las informaciones de los diarios El Watan y El Jabar.

Este crimen se produje justo tres días después de que las autoridades religiosas prometieran un mayor control de las 1.400 mezquitas del país, a las que se atribuye el apoyo de base a los extremistas islámicos. Nadie se ha responsabilizado de esta nueva ola de asesinatos (dos centenares en una semana), pero los supervivientes y el Gobierno acusan a los radicales islamistas.

En otro ataque, en la noche del sábado al domingo, los terroristas degollaron a tres miembros de una familia en Hasi Bahbah, en la provincia de Djelfa, a 230 kilómetros de Argel. Esa misma noche, nueve civiles fueron pasados a cuchillo en Ued Sly, en la región de Chlef, a 170 kilómetros al oeste de la capital y dos muchachas del pueblo fueron secuestradas. La prensa argelina cifra en al menos 1.600 el número de mujeres entre 17 y 28 años que han sido raptadas y violadas por los extremistas desde 1993.

Dos de estas víctimas, Aicha (40 años) y Yamila (23 años) han contado en la prensa local cómo fueron secuestradas y violadas repetidamente por miembros del Grupo Islámico Armado (GIA), el más violento del movimiento islamista argelino. Ambas lograron escapar a principios de este mes, pero la mayoría de ellas son asesinadas cuando tras servir de esclavas a los terroristas (lavan, cocinan y satisfacen su apetito sexual), se quedan embarazadas.