El histrión
Histrión es una palabra peyorativa en la relación común; en el teatro, en cambio, tiene una calificación muy alta, aparte de cualquier etimología: es el actor que domina por sí solo el escenario: con su mímica, su voz, su gesto. Alguna literatura dramática se ha escrito para esos actores: el teatro de figurón, donde el principal y casi único personaje es aquél que tiene sus rasgos característicos abultados, exagerados: a veces son un arquetipo psicológico, pero sin otros atributos. Por ejemplo, este avaro que representa ahora el histrión Rafael Álvarez, llamado El Brujo, con todos los recursos que se le conocen desde hace años: no es más que avaro. Todo lo que rodea su figura, o figurón de avaro, se desvanece, se empequeñece: hasta su maldad, su desprecio a los demás, su odio hacia lo que le rodea, se refiere a su condición de avaro.No pienso que Moliére, que representó él mismo la pieza que escribió, fuese tan elemental. Es decir, no creo que hiciera una comedia de figurón, sino un retrato de costumbres. No pienso que intentase hacer un grotesco, algo de lo que reírse continuamente; era más bien una tragicomedia, y el avaro, Harpagón, podía inspirar lástima y dolor en algunos momentos. Pero El Brujo tiene no sólo derecho sino obligación de interpretarla con arreglo a unas posibilidades famosas, que llenan la sala del teatro Olimpia, que se resuelven en carcajadas y gritos de admiración. Aun así, sobrenadan valores del texto: hay todas las finuras de las que era capaz Moliére -muchas-, datos de comedia de costumbres, valores cívicos como la defensa de la libertad de amar sobre la de los intereses, y la de los derechos de los hijos frente a los padres abusivos. Además de la tradicional manía de los autores de casar al joven con la joven: una obsesión que parecía biológica.
El avaro
De Moliére. Versión de Benito H.Páez. Intérpretes: Rafael Alvarez (El Brujo), Berta Riaza, Jesús Asensi, Alberto Berzal, Ignacio Diego, Vicente Diez, Pedro G. de las Heras, Débora Izaguirre, Isabel Pintor, Raúl Pazos, José Luis Santar. Música: Mariano Díaz.Vestuario: Pedro Moreno. Dirección: José Carlos Plaza. Centro Dramático Nacional, teatro Olimpia. Madrid.
Todo lo empalidece El Brujo: hace bien, su producción es su arte personal de histrión como lo han sido tantos otros que han pasado a la historia del arte, y el público se lo pide. Qué más da la dirección de escena: puede estar lloviendo o nevando en un ventanal del lateral derecho mientras la puerta inmediata, en el foro, se abre dejando ver un día de sol; pueden entrar y salir los personajes por esas ventanas, o desarrollarse toda la acción en el zaguán de la casa; pueden estar descuidados los otros intérpretes, que el que brilla es el figurón. Aunque cuando aparece, cuando habla, cuando sonríe Berta Riaza, inteligente y fina, se adivine otro mundo detrás.
Obra de Pascuas, se estrenó el día de Navidad a teatro lleno, con poquísimos invitados; un regalo de fiestas que fue recibido, ya lo digo antes, con entusiasmo. El triunfo de un teatro que de ninguna manera es desdeñable.
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