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Reportaje:

Frentes nubosos "como vagones de tren"

Nuevos desbordamientos de ríos, miles de personas evacuadas y más cortes de tráfico en una semana pasada por agua y nieve

Los frentes nubosos entraron esta semana por el suroeste peninsular "como vagones de un tren", según relata gráficamente el especialista meteorológico Jorge L. Ron. Las precipitaciones fueron al principio en forma de nevadas porque en las capas altas de la atmósfera había aire frío. Luego, a medida que éste se fue calentando con las corrientes templadas y húmedas procedentes del Atlántico, se convirtieron en lluvias. Para los próximos días se prevé una mejoría del tiempo.Martes 16. La nieve acudió puntual a su cita, especialmente en Castilla y León, Aragón y Cataluña. Pero esta vez la odisea en las carreteras fue menor que la sufrida dos semanas atrás, cuando miles de ciudadanos quedaron atrapados con sus coches durante toda una noche en Ocaña (Toledo), en la carretera N-IV, y en Saelices (Cuenca), en la N-III, donde unos 600 automovilistas no recibieron ayuda hasta el amanecer porque ésta no podía llegar a ellos. Las mayores zozobras se produjeron en la N-I, a la entrada de Burgos, donde las retenciones fueron de 50 kilómetros.

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La experiencia anterior, que tantas críticas contra la Administración suscitó, hizo que la Dirección General de Tráfico dispusiera dos autobuses para atender a quienes precisaran comida, abrigo o alejamiento. Además, se cortó la circulación en Somosierra con el fin de evitar que el colapso de vehículos aumentara.

La anécdota de la jornada la protagonizó Francisco Álvarez Cascos. El vicepresidente primero del Gobierno -que en su momento apuntó que la reflexión respecto al caos de Ocaña y Saelices corresponde a todos, incluidos los conductores, que desoyeron las advertencias de no viajar, salvo que les fuese imprescindible, y de llevar cadenas o neumáticos especiales- no es que se quedase varado, pero la nevada le costó llegar casi una hora tarde a Medina de Rioseco (Valladolid), donde participó en una promoción turística.

Miércoles 17. La lluvia tomó el relevo. Las fuertes precipitaciones obligaron a desalojar viviendas en la sierra norte de Sevilla, en Cádiz, en la zona del estrecho de Gibraltar, en Valladolid, en Palencia y en Lerma (Burgos).

El viento levantó olas de hasta ocho metros de altura en el litoral catalán, sobre todo en Girona.

Jueves 18. Las inundaciones se extendieron. Unas mil personas fueron evacuadas en Andalucía. Seiscientas de ellas, en Écija (Sevilla), por el desbordamiento del río Genil, cuyo cauce superó los siete metros y cubrió un tercio del casco antiguo. Varias poblaciones de Cádiz también tuvieron problemas y algunas vías férreas, como la de Córdoba a Málaga y la de Huelva a Zafra (Badajoz), permanecieron cortadas.

Dieciocho niños, de entre tres y 15 años, tuvieron que ser rescatados en helicóptero al haberse quedado aislados en un colegio público de Pampliega (Burgos) como consecuencia del desbordamiento del río Arlanza. Otros 23 escolares, junto a tres profesores y una religiosa del de San José, en la cercana Salas de los Infantes, también hubieron de abandonar de forma precipitada las aulas.

Las crecidas de los ríos Henares y Esgueva dispararon la alerta en Guadalajara y Valladolid. Cinco embalses de Madrid tuvieron que abrir sus compuertas ante la cantidad de agua acumulada y el aeropuerto de Barajas, barrido por el vendaval, sufrió retrasos en unos 20 vuelos.

Viernes 19. Las lluvias comenzaron a ceder. De madrugada, sin embargo, 150 familias de Lora del Río (Sevilla) también tuvieron que dejar sus residencias al desbordarse el río Guadalquivir y 30 o 40 de ellas, las que no pudieron hacerlo con parientes o amigos, pernoctaron en hostales. Así, la Delegación del Gobierno en Andalucía calculó en unas 2.000 las personas evacuadas en la comunidad a lo largo del temporal. Desde Ubrique y Jimena de la Frontera (Cádiz) se cuestionó la actuación de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. El delegado, José Torres, salió en su defensa, pero, con Soledad Becerril, la alcaldesa de Sevilla, reconoció que la cuenca precisa más embalses.

Valladolid también vivió todo el día pendiente del río Esgueva y los vecinos del barrio España fueron acomodados en instalaciones municipales. Algunas zonas de Huesca y Lleida se anegaron.

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