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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cambio en Seúl

EN LAS elecciones presidenciales de Corea del Sur ganó ayer el candidato del cambio, aunque, paradójicamente, sea el más veterano de los tres aspirantes a la jefatura del Estado. Kim Dae Jung, de 74 años, llega a la presidencia tras haber aspirado en vano a la misma en tres ocasiones, después de largos años de oposición y cárcel bajo la dictadura militar. Es la primera vez que gana en unas elecciones un candidato de la oposición desde la creación del Estado, en 1949. Se trata, sin duda, de un cambio histórico en la actitud del electorado y puede tener profundas consecuencias para la economía y la política hacia Corea del Norte. Los ciudadanos del sur, conmocionados por los terremotos financieros que sufre el país desde hace meses y abrumados por los escándalos de corrupción, han dado la espalda al oficialismo, al que culpabilizan de la humillación de haber tenido que aceptar condiciones draconianas del Fondo Monetario Internacional para conseguir 60.000 millones de dólaresque los salvaran de la catástrofe financiera. Así, han sido derrotados los dos candidatos relacionados con el oficialismo, Lee Hoi Chang, del Nuevo Partido de Corea, en el poder, y Rhee In Je, del Nuevo Partido del Pueblo, una facción más o menos disidente del primero.Muchos factores han impulsado el cambio. El milagro económico que hizo de este país el undécimo del mundo en PNB se ha agotado. Las quiebras de bancos, aseguradoras y fondos, la frustración de la juventud, la omnipresente corrupción y la inseguridad ciudadana han creado un estado de ánimo en la sociedad que parece haber impuesto el cambio.

Con Kim Dae Jung llega al poder un líder político que se batió contra la dictadura militar, que mantiene posturas de izquierda moderada y que siempre fue partidario de una política más comprometida con la reunificación nacional. Ha gozado del apoyo de estudiantes, trabajadores y campesinos pobres, pero también de las clases medias hastiadas de la política del pasado. Corea del Sur podría estar encabezando un cambio en la política de los tigres del sureste asiático que nadie puede permitirse ignorar.

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