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El dueño del 'jardín de los horrores' admite que enterró uno de los cadáveres

Emilio Pellicer, El Petxina, propietario del llamado jardín de los horrores de Castellón, ha reconocido ante el juez que enterró en su casa el cadáver de Enrique Benavent, el técnico de IBM desaparecido en Valencia hace seis años. En cambio, se exculpó de su muerte y acusó directamente a Rafael R. L., el recluso de la prisión de Picassent que destapó el caso e incriminó a Pellicer.El juez del caso, Josep Lluís Albiñana, tiene previsto realizar un careo entre Pellicer y el recluso. El delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Carlos González Cepeda, se mostró ayer convencido de que será un careo entre los "dos coautores del asesinato".

El recluso Rafael R. L. sufre una invalidez parcial y es diabético. Este convicto le dijo a la madre de Benavent que no sufriera por el paradero de su hijo porque "ya no andaba por este mundo". Tras varios años de llamadas telefónicas desde la cárcel, finalmente confesó el lugar exacto en el que se hallaba enterrado el técnico de IBM: el jardín del barrio de La Breva de Castellón, e incriminó a su propietario. Posteriormente, se ratificó en una declaración ante el juzgado de guardia de Valencia.

Durante sus dos horas de declaración judicial del domingo, Pellicer -que sigue en prisión incomunicada- admitió que Benavent murió en su casa pero que fue el convicto quien lo mató y que luego él se hizo cargo del cadáver. Cuando desapareció la víctima, el 22 de junio de 1991, Pellicer cumplía condena en Castellón por traficar con drogas, pero tenía permisos carcelarios.

De momento, el juez sólo imputa a Pellicer el asesinato de Benavent. Todavía no se han identificado los demás restos humanos hallados en el jardín.

La Guardia Civil baraja la posibilidad de que estos restos provengan de un fraude similar al detectado en octubre en Málaga, donde unas funerarias se deshicieron de cuerpos que debían ser incinerados. Por su parte, los familiares de El Petxina han explicado que el vehículo fúnebre hallado en el jardín, un Seat 1.500, se lo entregó su hermano Amadeo para que lo guardara tras la disolución de una funeraria de la que era socio.

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