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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sin marcha atrás

TONY BLAIR y Gerry Adams han comprometido un gran capital político al reunirse en Londres. No es la primera entrevista entre Blair y Adams, pues ya se vieron en octubre en Belfast. Pero, en Downing Street, es la primera en 76 años entre un líder nacionalista irlandés y un primer ministro británico. Más allá del contenido de una conversación de la que poco ha trascendido, este gesto simbólico tenía como objetivo, justamente, entrar en una senda hacia la paz en la que no haya marcha atrás posible, ni para unos ni para otros, pero especialmente para el IRA y su brazo político, el Sinn Fein.El tiempo que queda por delante para llegar a un primer acuerdo es escaso. Blair se propone someter a referéndum de los norirlandeses en mayo el resultado de este proceso negociador, que, para tener posibilidades, no podrá satisfacer ni alienar plenamente a ninguna de las partes. Si Blair, que supo retomar con agilidad un proceso de paz iniciado por el anterior Gobierno conservador, se juega mucho en este empeño, también Adams tiene mucho que perder si fracasa. Parece haber una contestación creciente a su política de negociación en el seno del IRA y del propio Sinn Fein. Sin duda, Adams no ya a conseguir la reunificación de Irlanda y la retirada total de las tropas británicas del Ulster, que aun proclamaba a su salida de la entrevista con Blair. Tendrá que conformarse con menos, como también los protestantes tendrán que ceder para aceptar un acuerdo constitucional para Irlanda del Norte que permita la convivencia en paz, y en el que la integración europea juegue un papel importante, pues permitirá a Belfast y Dublín abordar conjuntamente algunas políticas.

La ambición de George Mitchell, el ex senador estadounidense que preside la comisión internacional mediadora, es lograr en los próximos días un compromiso sobre, qué puntos han de conformar el acuerdo de mayo. Para ello ha abandonado las negociaciones en plenario, para dedicarse a encuentros bilaterales. David Trimble, el líder del moderado Partido Unionista del Ulster, rechazó ayer, sin embargo, la oferta de Adams de un encuentro cara a cara. Pero las negociaciones prosiguen, y en ellas no cabe olvidar el papel esencial, entre los católicos, del moderado Partido Social Demócrata y Liberal.

El proceso está ya produciendo algunos frutos. La tregua del IRA y de los paramilitares irlandeses se mantiene, aunque los republicanos siguen llevando a cabo actos de castigo y palizas. El Gobierno británico procede a una discreta política de acercamiento de presos del IRA desde Gran Bretaña a cárceles en el Ulster, mientras la presencia militar en las calles de Belfast se ha reducido de forma notable, al tiempo que, entre otras medidas, se desmantelan puntos de vigilancia fronterizos, unas medidas de confianza que para los protestantes resultan excesivamente sesgadas hacia los republicanos.

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En cualquier caso, y para analistas apresurados, conviene dejar claro que, entre las casi infinitas diferencias que existen entre Irlanda y el País Vasco, hay una fundamental: HB jamás ha pedido a ETA que deje de matar; el Sinn Fein, cuando menos, puede presumir de haberse atrevido a hacerlo.

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