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ETA VUELVE A MATAR

"¿Seré yo la siguiente?"

La concejal del PP en Rentería pregunta al portavoz de HB por qué ETA mató a su compañero

¿De verdad que han asesinado a un concejal de este pueblo hace unas horas, de un tiro en la nuca y por ser del PP? Sí, de verdad, pero no se nota. Rentería no es Ermua. Aquí el llanto no ha bajado a la calle, ni hay en los balcones colgaduras de luto; nadie se arrodilla de rabia y ofrece su nuca a los terroristas de ETA. Aquí HB tiene cinco escaños y 4.715 votos, y eso da mucho miedo, sobre todo ahora que se sabe que sus concejales -"esos que ayer no dejaron de mascar chicle durante el pleno extraordinario- tenían en su punto de mira a José Luis Caso, que él está muerto, que ellos no condenan su muerte.Por eso Concepción Gironza, la otra concejal del PP en Rentería, se sentó ayer junto a una foto del compañero muerto y miró de frente a Angel María Etxebeste, el portavoz de HB. "¿Por qué, Ángel Mari?", le preguntó, "¿porqué José Luis está muerto...? ¿Seré yo la siguiente?". Nadie contestó a ninguna pregunta. Y Ángel Mari siguió mascando chicle.

"Salvajismo y sinrazón"

Los concejales de Rentería -todos menos los de HB- se reunieron ayer en el salón de plenos para condenar el asesinato. Denunciaron "el salvajismo y la sinrazón terrorista", calificaron el atentado, de "vil y terrible"; buscaron palabras y gestos nuevos, porque los de siempre se les estaban quedando huecos.Desde, la tercera fila de bancos, sentado y cabizbajo, mezclado entre el público, un hombre de baja estatura, barba poblada y grandes entradas miraba lo que estaba pasando. El periodista, que lo tenía al lado, no reparó en él hasta que le sobresaltó el temblor de sus rodillas. El hombre, de 42 años y cuatro hijos, el mayor de 24 y el más pequeño de 12, era Manuel Zamarreño, calderero de profesión, parado desde 1992 por culpa de la reconversión de Astilleros. "Usted es...". "Sí", contestó con un suspiro y los ojos nublados, "yo iba el tercero en la lista, detrás de José Luis, a mí me toca ahora ser su sustituto".

Hace dos años, José Luis Caso embarcó a Concepción Gironza -vecina como él de Irún- y a Manuel Zamarreño para que se presentasen a las elecciones municipales de Rentería. El PP no tenía entonces ningún concejal. Concepción, la segunda de la lista, reconoció ayer que nunca pensó que podía ser elegida, no en un pueblo, donde HB tenía a la calle amedrentada; el infierno donde el ertzaina Jon Ruiz Sagarna perdió su piel calcinada y a punto estuvo de dejarla vida por las botellas incendiarias de tres diablos imberbes.

José Luis, jubilado, Concepción, ama de casa, y Manuel, parado con cuatro hijos, cabezas del cartel del PP. Lograron escaño los dos primeros y, a los pocos meses, el coche de Zamarreño quedó destrozado por la pintura y el ácido sulfúrico; y a los dos años, anteayer mismo, José Luis Caso, un hombre bueno de carácter fuerte, murió asesinado. Y nadie, será por el miedo, se atrevió siquiera a colgar, un trapo enlutado de su balcón.

Concepción Gironza vivía ayer en una especie de ensueño fatal. "Yo estaba fuera, disfrutando unos días de descanso, y ya a la una de la madrugada puse el televisor. Nadie se puede imaginar lo que sentí. Todavía, ahora me parece que todo esto es mentira, que José Luis sigue vivo", dijo ayer mientras era abrazada por los numerosos cargos de su partido que acudieron a Rentería para arroparla. Tras la concentración silenciosa que se celebró en la puerta del Ayuntamiento -a la que apenas asistieron unas decenas de vecinos-, Concepción admitió que sentía una sensación muy extraña: "No creo que sea miedo, es tristeza, una tristeza insuperable. No sé, no sé si seguiré de concejal, me lo tengo que plantear. Ahora ya todo ha cambiado; nunca pensé que esto podía suceder."

Nunca quiso pensarlo. Pero el caso es que Concepción Gironza -quizá por la misma "intuición femenina" que salvó hace unos días a su colega de San Sebastián Elena Azpiroz- sabía que algo iba a pasar. "Hace unas semanas" confió, "le pedí al coro Andra Mari que si me mataban, cantaran en mi entierro Aurtxo Txikia (una canción popular) y el Ave María de Schubert". Concepción -a la que conocen cariñosamenté por Coco- recordó ayer la de veces que aconsejó a José Luis Caso que fuese más comedido: "Eres peor que mi mujer, me decía. Tenía el carácter muy fuerte, no le importaba que la gente supiera lo que pensaba. No hace mucho, en una visita a la residencia de ancianos, cenó en la misma mesa que los concejales de HB". Ayer por la noche, 2.000 personas, encabezadas por una nutrida representación del Gobierno, se manifestaron por las calles de Rentería para protestar por el crimen.

Ninguno de los concejales de HB se mostró apesadumbrado ayer por la muerte de José Luis Caso. Ni miraron a la portavoz de Izquierda Unida, Isabel López, cuando les imploró por tres veces un favor: "Os pido, os suplico, que manifestéis vuestro dolor, un gesto, algo; tenéis en vuestra mano que esta locura pare alguna vez". Siguieron mascando chicle, respaldados desde el fondo del salón de plenos por un grupo de jóvenes radicales. Nadie les increpó su descaro. Tampoco ellos dijeron nada, que ya había hablado por su boca una pistola el día anterior.

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