Muere Carlos Rafael Rodríguez, artífice del acercamiento entre Cuba y la URSS
El histórico dirigente comunista cubano Carlos Rafael Rodríguez murió el lunes por la noche en La Habana, a los 84 años, tras una larga enfermedad que le apartó de la política en los últimos años de su vida. Abogado de profesión, su carrera política se remonta a los años treinta. Fue uno de los fundadores y principales líderes del Partido Socialista Popular (PSP), el viejo Partido Comunista Cubano, organización con la que participó en la lucha contra el dictador Gerardo Machado, derrocado en 1933, cuando Fidel Castro era todavía un niño.
Como dirigente del PSP, Rodríguez fue ministro del Gabinete de Fulgencio Batista -en su mandato constitucional- durante la II Guerra Mundial, cuando los comunistas cambiaron a la política del Frente Popular. Tras el golpe de Batista, el PSP se opuso a la dictadura, pero nunca estuvo a favor de la lucha armada iniciada por Fidel con el asalto al cuartel Moncada en 1953. Sin embargo, Rodríguez fue uno de los pocos políticos del viejo partido comunista que vio en Castro a un futuro líder capaz de derrocar a Batista y hacer una revolución, y abogó ante el PSP para buscar un acercamiento con el Movimiento 26 de Julio, de Castro.En 1958 fue designado representante del PSP ante la guerrilla y pasó varios meses junto a Fidel Castro en la Sierra Maestra. Algunos estudiosos de la revolución cubana, como Tad Szulc, aseguran que para Castro fue decisivo aquel contacto con Rodríguez, quien ya entonces era un intelectual de prestigio.
Su elaborado pensamiento marxista-leninista, su experiencia y habilidad política y sus contactos con la antigua URSS convirtieron luego a Rodríguez, junto al Che Guevara, en uno de los principales colaboradores de Castro tras el triunfo de la revolución. Carlos Rafael no jugó sólo el papel de puente con Moscú, sino que contribuyó de forma decisiva a la evolución del pensamiento de Fidel Castro hacia el marxismo y el comunismo, desde una ideología que, en un inicio, era, sobre todo, nacionalista y antiimperialista.
Desde enero de 1959, ocupó importantes cargos en el gobierno revolucionario, sobre todo en el área económica. Fue presidente del Instituto de Reforma Agraria entre 1963 y 1965, ministro presidente de la Comisión Nacional de Colaboración Económica y Científico Técnica y representante permanente de Cuba ante el desaparecido COMECON. En la década de los 60, durante las crisis cíclicas que enfrentaron a Castro con los líderes de la antigua URSS, su papel de mediador fue fundamental, y fue uno de los artífices de los grandes acuerdos comerciales que rigieron las relaciones entre ambos países hasta 1989.
Fue, además, vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, miembro del Buró Político del Partido Comunista Cubano desde su primer Congreso, en 1975, hasta el IV Congreso. Hace unos meses, debido a su enfermedad, pasó al Comité Central durante el V Congreso, cuando apareció en público por última vez.
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