Segovia recupera el 'Réquiem'
La Fundación Juan de Borbón, con el patrocinio de la Caja de Ahorros de Segovia, ha presentado el viernes la Misa de Réquiem. de Franz Liszt para inaugurar el ciclo Música para el Adviento. Anunciada como estreno absoluto en España, esta partitura, creada por Liszt en sus años romanos, no cuenta en nuestro repertorio y aún diría que son escasas las audiciones de obras religiosas del compositor húngaro, tan queridas por Markevich que las frecuentó durante su estancia en Madrid como titular de la Sinfónica de RTVE.Era precisamente Markevich quien ante la calificación de una composición como interesante repetía: "Qué palabra tan triste para un artista". No lo es, sin embargo, si al interés se suma la belleza y en el Réquiem para coro masculino, órgano y pequeño grupo instrumental (cuatro metales y timbal) la belleza es tan evidente como varia y el espíritu religioso informa la estética y los procedimientos.
Atractivo
Cierto que la Misa húngara de la coronación, con su sorprendente Credo, o el Vía Crucis, pueden incidir más intensamente en la audiencia pero ello no resta atractivo a la pura polifonía, diatónica o arriesgadamente cromática, puesta al servicio de una expresividad honda y austera sin más momento espectacular que el Dies Irae, representación dramática en su mismo texto.Escrita en 1868 y cantada probablemente por vez primera en Weimar siete años después, este Réquiem, como tantas obras de Liszt, vence al tiempo y se escucha hoy no como mero documento histórico, sino en toda su virtualidad emocional.
Se unieron en la iglesia del seminario repleta de público el coro ortodoxo búlgaro de San Juan de Rila y el orfeón universitario de Málaga, fundado por el maestro Luis Díez Huertas, bajo la dirección total del maestro Koïtcho Atanassov para darnos una preciosa interpretación de la obra, desnuda de retórica, pero cargada de espiritualidad. Muchos han enriquecido el conocimiento de Liszt con esta obra de una personalidad singular.
La sesión se inició con el Padrenuestro de Rimski Korsakov y otras dos páginas de la tradición musical ortodoxa cantadas por el coro búlgaro, mientras el malagueño saludó con el viejo himno Gaudeamus Igitur.
Babelia
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