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Los firmantes del tratado antiminas buscan dinero para desactivarlas

Tras el éxito político (la firma en Ottawa del tratado para la prohibición de las minas antipersonas) llega la realidad: la búsqueda de fórmulas imaginativas para financiar las tareas de desactivación de estos artefactos enterrados en más de 60 países y de la recuperación física y psicológica de las innumerables víctimas.Muchas de las naciones signatarias, y las que se preparan para firmar en las próximas horas o días, prometieron ayer hacer todo lo posible para alcanzar las exigencias financieras que presentan las misiones de ayuda humanitaria y de limpieza de los campos que contienen minas terrestres.

Canadá, anfitrión de la conferencia y el gran impulsor del tratado, quiere seguir a la cabeza de los esfuerzos antiminas en todo el mundo. Tras el anuncio ayer de su primer ministro, Jean Chrétien, de que Canadá entregará 70 millones de dólares (unos 98.000 millones de pesetas) para la tarea de desminado y recuperación, Noruega ofreció 120 millones, Japón otorgó 70 millones y varias naciones decidieron aumentar las donaciones que ya habían comprometido.

Los delegados de la conferencia calculan que la eliminación de los 100 millones de minas que probablemente están enterradas en zonas de conflicto en todo el mundo costará miles de millones de dólares. La cantidad exacta resulta imposible de cuantificar de antemano. La ayuda humanitaria para recuperar a las víctimas de las explosiones podría superar los 300 millones de dólares (unos 420.000 millones de pesetas) anuales.

A última hora se esperaba que el total de países signatarios del tratado ascendiera a 125, con la las notables ausencias de Estados Unidos, Rusia y China, tres de los mayores productores de minas terrestres del mundo. Afganistán, uno de los que tiene más minas enterradas en sus campos, también se negó a firmar.

Los signatarios esperan que las ONG desempeñen un papel importante en las labores de recaudación de fondos para las misiones humanitarias.

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