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La policía admite que sólo es una sospecha que Sorzábal ayudó a secuestrar a Blanco

La policía francesa precisó ayer que existe la probabilidad, aunque no la prueba, de que Iratxe Sorzábal, militante de Jarrai de Irún detenida la pasada semana en la región de Bretaña junto a dos miembros de ETA, hubiera participado en el secuestro de Miguel Angel Blanco. La coincidencia de su huida a Francia con el cruel atentado hizo sospechar a la policía francesa de la posibilidad de que esta militante legal (desconocida por la policía), detenida en compañía de dos destacados terroristas en la reserva, sea la joven que, junto a un compañero, se acercó al edil del PP en la estación de Eibar el 10 de julio.

La detenida en Bretaña estaba en posesión de una identidad falsa a nombre de Begoña Blanco, un dato revelador de que es una militante de ETA y no la compañera de los otros dos detenidos, que sí eran conocidos por la policía como miembros de diferentes comandos. Según la policía francesa, Iratxe Sorzábal no se inmutó durante su detención cuando fue interrogada sobre su presunta participación en este significado atentado de ETA.En el momento de su detención Sorzábal tenía en su poder un calendario con varias fechas señaladas. En concreto, los días del 12 al 17 de julio, fechas del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, estaban tachados con una cruz. Pero en el calendario de la joven había también días señalados con un círculo rojo y otros encuadrados en negro, lo cual, según los citados medios policiales, no constituye un dato probatorio de la posible participación de la detenida en el atentado de Ermua. Se trata de sospechas en base a probabilidades que la investigación abierta debe confirmar con pruebas. Por ejemplo, que la etarra detenida fuera identificada por los testigos que aseguraron haber visto en la estación de Eibar a una pareja de jóvenes acercarse al edil del PP para conducirlo hasta un coche, un Ford Scort.

Miembro de Jarrai y tesorera de la sociedad de Herri Batasuna de Irún, Iratxe Sorzábal desapareció a primeros de julio de su domicilio habitual. Entre su familia y sus próximos se dijo entonces que se había ido a Latinoamérica como colaboradora de una institución humanitaria.

La policía no tenía constancia de su militancia en ETA hasta su localización la pasada semana en las filas de la reserva etarra en Francia. Por tratarse de una militante desconocida, su identificación resultó más difícil para la policía.

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