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Los autobuses tendrán una vía independiente en dos kilómetros de la carretera de Toledo

Los madrileños que viven en Parla, Getafe o Leganés y se desplazan cada mañana para su trabajo a la capital ganarán varios minutos de sueño a partir de 1999. Las retenciones de tráfico que habitualmente sufre la carretera de Toledo se verán aliviadas con la construcción de una nueva vía de uso exclusivo para autobuses desde la M-40 hasta la plaza Elíptica. Las obras cuentan con un presupuesto de 155 millones de los fondos de Fomento para 1998 y saldrán a licitación el primer trimestre del próximo año. Cada día usan esa zona 1.200 autobuses interurbanos.

El objetivo de esa vía exclusiva para autobuses es eliminar las retenciones de entrada a Madrid, provocadas en gran medida por el intenso tráfico de transporte colectivo que registra la carretera de Toledo. La glorieta de Fernández Ladreda (plaza Elíptica) se ha convertido, de hecho, en uno de los principales intercambiadores de transporte público. En ella confluyen siete líneas interurbanas desde Parla (69.815 habitantes) y Getafe (143.137 habitantes) hasta Madrid, así como seis líneas de la EMT procedentes de barrios de la zona como Villaverde y Orcasitas. Hay que sumar además la línea especial al cementerio de Carabanchel y todos los autobuses interprovinciales que entran a Madrid por la carretera N-401, así como las rutas turísticas que regresan de Toledo. Sólo las siete líneas interurbanas suponen una media diaria de 5.200 viajes, la mitad de ellos en dirección a Madrid.Las retenciones se producen por la mañana, generalmente entre las 7.30 y las 9.30 horas, razón por la cual el proyecto, redactado en 1995, contempla esa nueva vía sólo para autobuses en la dirección de entrada a la capital desde la carretera de Toledo.

El nuevo carril nacerá a la altura de la M-40 para atravesar la carretera de Orcasitas, donde tendrá una parada, y continuará hasta la plaza Elíptica. "En cuanto se pasa la M-40, es como si se hiciera una carretera nueva de un solo carril y dirección única, sin ningún contacto con la carretera de Toledo hasta llegar a la plaza Fernández Ladreda", explican fuentes de la Demarcación de Carreteras. "Al llegar a la plaza, la nueva vía se mete de nuevo en la N-401, que se ensancha en ese punto para quedar con dos carriles, uno para los coches y otro para los autobuses", concluyen.

Esa separación total entre ambas vías se plantea para evitar que algunos de los 110.000 vehículos particulares que entran a diario por esa zona invadan el carril de los autobuses, como ocurre con frecuencia en las calles de Madrid.

Las obras, que durarán ocho meses, desplazarán las dos paradas que hay ahora a la misma altura del carril-bus. Estas paradas son uno de los factores que inciden más directamente en las retenciones que sufre la N-401 y presentan un riesgo añadido para los pasajeros. Se realizarán también trabajos de acondicionamiento de las aceras de la glorieta.

Se trata del primer carril exclusivo para autobuses en las carreteras de Madrid, ya que el bus-vao de la N-VI está abierto también a vehículos particulares con dos o más ocupantes. Fomento está estudiando soluciones "similares" para otras vías, pero la escasez de terrenos lo dificulta. Actualmente, los autobuses que unen San Sebastián de los Reyes (58.000 habitantes) y Alcobendas (83.000 habitantes) con Madrid circulan en su mayoría por las vías de servicio que corren paralelas a la N-1, ya que el carril-bus que las asociaciones de vecinos y usuarios reclaman desde hace cinco años no se ha construido, informa Gerardo Boneque.

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