27 de noviembre: Navidad
Las luces ya se instalan el viernes, y el mercadillo de la plaza Mayor, el sábado
Aquel al que no le guste la Navidad ya puede salir corriendo. Los adornos luminosos de la zona cercana a la calle de Preciados (alrededor de 70.000 bombillas) ya se encuentran listos. El alcalde, José María Álvarez del Manzano, del PP, las encenderá el viernes. El tempranero belén de la plaza de la Villa, con sus siete piezotas, ya anda colocado y bajo custodia de policías municipales. Hacen bien los agentes en vigilar el nacimiento: el año pasado, algún espabilado robó la figura del niño Jesús.Los vendedores de la plaza Mayor martillean y montan con el furor digno de la causa las casetas del mercadillo más tradicional. La fecha de apertura es el sábado, pero el alcalde, que, suele entonar in situ un villancico a coro con la concejal de Centro, acudirá el lunes a inaugurarlo oficialmente. El tema elegido, por lo general, es Campana sobre campana, pero nunca se sabe.
Los sindicatos municipales, que tienen por costumbre manifestarse en tan entrañables fechas, ya han anunciado un invierno caliente. Hoy se convoca la primera movilización por motivo de la reducción de plantilla.
Los servicios municipales de inspección presentaron ayer su campaña navideña. Un total de 180 funcionarios recorrerán los 21 distritos de la capital para que el consumidor compre lo que pone en la etiqueta, velar por la calidad de los alimentos y vigilar que los artículos de broma sean inofensivos.Por otra parte, en la Consejería de Obras de la Comunidad se espera la llegada del relojero suizo Philippe Pellaton, jefe del taller de un instituto que aglutina al Museo Internacional de Relojería. Tanto título servirá para que el reloj de la Puerta del Sol no dé las campanadas a la velocidad endiablada del año pasado. La mayoría de los españoles pasó de un año a otro intentando tragar las uvas. Hasta ahora se utilizaba, para retardar la cadencia, el artilugio del relojero de siempre, Vicente Fernández.Pero, tras la reforma de la torre del edificio, el consejero de Obras Públicas, Luis Eduardo Cortés, del PP, decidió fichar a esta eminencia relojeril para que ajuste el mecanismo al ritmo deseado.
Por cierto, que en esto último hay polémica: ¿a qué velocidad debe sonar el cacharro?, ¿a 2,8 segundos por campanada, como se ha oído toda la vida?, ¿o a 1,4 segundos, como el año pasado, a todas luces demasiado velozmente?
El consejero Cortés, amante de lo británico, considera que la cadencia a imitar es la del Big-Ben, el reloj del Parlamento del Reino Unido, que se oye cada dos segundos. Pero habrá que saber qué piensa Monsieur Pellaton del asunto.
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