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Netanyahu se queda solo en todos los frentes ante el bloqueo del proceso de paz

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se ha quedado solo. Ha perdido la confianza de Estados Unidos, de una parte de su coalición gubernamental, de un sector de su propio partido, el Likud, y de los países árabes con los que un día Israel firmó tratados de paz y amistad. El jefe del Gobierno, que vive sus peores momentos desde que ganó las elecciones, en mayo de 1996, trata, sin embargo, de salvarse por todos los medios; hace pocos días habló de Gobierno de unidad nacional, ayer promovió un proceso de paz desacreditado y bloqueado desde hace más de nueve meses.

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Benjamín Netanyahu estudia al parecer, un plan estratégico para reactivar el proceso de paz, que supondrá, entre otras decisiones, ceder inmediatamente a los palestinos del 6% al 8% de los territorios árabes de Cisjordania, ocupados desde la guerra de 1967. El proyecto incluye la creación en esta región de zonas de seguridad israelíes en las que se encuentren instaladas las colonias judías, el control absoluto por parte de Israel de la ciudad de Jerusalén y la desmilitarización absoluta y total de la entidad palestina.La propuesta de cesión territorial supondría al final la con cesión del 30% total de los territorios de Cisjordania, según aseguró ayer un portavoz del Gobierno. Estas concesiones, sin embargo, quedan muy por detrás de ese 90% pactado por israelíes y palestinos en 1991 en los acuerdos de Oslo, por lo que difícilmente esta última propuesta puede ser acatada por la Autoridad Palestina (AP), a pesar de que en la actualidad sólo controla un 5% de su propio territorio.

Esta interpretación personal del proceso de paz efectuada en las últimas horas por Benjamín Netanyahu, convenientemente filtrado a la prensa local, parece ser un nuevo intento desesperado por conseguir los apoyos y la popularidad suficientes para continuar al frente del Gobierno, según se asegura en círculos políticos. La maniobra no es novedosa, ya que el propio Benjamín Netanyahu sugirió hace poco menos de dos semanas otra iniciativa con el mismo objetivo al proponer desde el Parlamento un hipotético Gobierno de unidad nacional.

Netanyahu se encuentra acosado por todos lados: por los palestinos, por la oposición laborista, por la coalición gubernamental y por los países árabes amigos, pero especialmente, y eso es de suma importancia, por EE UU, pieza clave en el futuro de Israel, porque es su primer aliado político y porque anualmente dedica más de 3.000 millones de dólares (unos 435.000 millones de pesetas) en cooperación.

La Casa Blanca se ha convertido en los últimos meses en uno de los peores enemigos de Benjamín Netanyahu. Desde sus aledaños, según han confiado fuentes cercanas al presidente Clinton, se ha inspirado un movimiento de crítica permanente contra el actual jefe de Gobierno israelí, al que se le acusa de estar bloqueando el proceso de paz.

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Frente de oposición

El presidente norteamericano participa en este frente de oposición a Netanyahu, como lo acaba de demostrar al negarse a concederle una audiencia. Sin embargo, como por casualidad, el propio presidente norteamericano recibiría días más tarde a los opositores y enemigos de Netanyahu; la viuda de Isaac Rabin, Leha, y al líder del Partido Laborista, Simón Peres.El jefe del Gobierno israelí también está perdiendo el apoyo y la confianza de los militantes y dirigentes de su partido, Likud, que están empeñados en una operación de derribo. Idénticos objetivos parecen abrigar algunos de los partidos de su coalición gubernamental, especialmente de los ultranacionalistas y colonos, que han manifestado ya en las últimas horas su decisión de "apearlo del poder" si efectúa concesiones territoriales a los palestinos sin recibir a cambio "paz y seguridad".

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