El 'violador de Fuenlabrada' llora ante el tribunal y dice que no recuerda haber agredido a seis mujeres

Antonio Curiel, conocido como el violador de Fuenlabrada, aseguró ayer ante el tribunal que le juzga, llorando, que no recuerda haber violado entre los años 1992 y 1994 a seis mujeres. El juicio contra Curiel, de 38 años, se inició ayer en la Audiencia de Madrid y proseguirá hoy.El fiscal pide para este hombre, panadero, un total de 78 años de cárcel. La edad de las mujeres agredidas oscilaba entre los 50 y los 60 años. Las víctimas contaron al tribunal sus terribles experiencias: además de la agresión sexual, a algunas las golpeó y las mordió. Curiel relató que de niño le gustaba mantener relaciones sexuales con animales (zoofilia). También admitió haber forzado a una de sus cuatro hermanas. Aunque dijo no recordar nada sobre las violaciones que le atribuye el fiscal, indicó que en esa fecha era adicto al alcohol y a la cocaína. Está casado y tiene dos hijos.

A preguntas de las partes, las víctimas aseguraron que no notaron en Curiel síntomas de embriaguez durante la agresión. A casi todas sus víctimas las abordó y las violó cuando él salía de la panadería, de madrugada, y ellas iban a trabajar. La primera agresión sexual la cometió presuntamente el 11 de julio de 1992. Asaltó a una mujer que trabaaba como jardinera en Fuenlabrada, la introdujo en una furgoneta y la violó en dos ocasiones. Repitió su acción dos semanas después, aunque esta vez no consiguió consumar la violación, ya que tuvo que escapar al llegar un coche al lugar. Cometió otras dos violaciones los días 23 y 26 de septiembre de 1993. El 14 de abril de 1994 violó en un descampado de Fuenlabrada a otra mujer, a quien además robó el bolso, que tenía 15.000 pesetas. Ese mismo día intentó violar a otra mujer en las inmediaciones de la estación de cercanías de la localidad. Sin embargo, otra mujer oyó los gritos de la víctima pidiendo socorro. Salió corriendo y encontró en las inmediaciones del lugar a una patrulla de la policía local, que le detuvo.

Hermenegildo Pérez Bolaños, su abogado defensor, mantiene que su cliente sufre un trastorno mental y que no es consciente de sus actos.