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El nuevo abono ecológico que se echará en los parques no apestará

Los parques no apestarán esta primavera. Una nueva fábrica de abono del Ayuntamiento produce un fertilizante ecológico sin olor. Su proceso de fabricación se cuida como el de un buen vino. La materia prima son los restos vegetales de los parques, limpios de cuerpos extraños que puedan dañar el producto final: un abono de máxima calidad. Al proceder de materia vegetal, el fertilizante no tendrá el desagradable olor del empleado hasta ahora cada primavera para fertilizar los parques.

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Cada otoño, las ramas de las podas y las hojas caídas de los árboles nutrirán la nueva planta municipal de compost. Tras un proceso que imita la formación del humus en un bosque, el abono estará listo para fertilizar los parques en primavera.La crianza de este abono ecológico se inicia con la recogida de materia vegetal en los parques y su traslado a la planta, situada en los viveros municipales de Migas Calientes, en la Casa de Campo. Las 20.000 toneladas de residuos vegetales que se recogen cada año en las casi 5.000 hectáreas de zonas verdes de la capital se transforman en 12.000 metros cúbicos de compost. Suficiente para abonar todos los parques de Madrid con un material que antes iba al vertedero.Las ramas, troncos y hojas, así como los restos de siega, se trituran en una máquina desfibradora. El parque del Retiro y la Casa de Campo cuentan con su propia desfibradora para triturar los restos in situ y ahorrar en transporte. La materia desmigada se deposita en una plataforma de fermentación donde las bacterias se encargan de todo el trabajo sucio. Para garantizar las mejores condiciones laborales a estos microorganismos se les insufla desde el suelo una corriente de aire que mantiene en todo momento los niveles de oxigenación y temperatura que requieren las bacterias. La masa debe estar a 65 grados centígrados y tener una concentración de oxígeno por encima del 85%.

"La plataforma funciona como una especie de unidad de cuidados intensivos para las bacterias", explica un técnico que ha participado en su puesta en, marcha. Cuando los sensores detectan valores de oxígeno o humedad insuficientes para mantener las constantes vitales de las bacterias se disparan los ventiladores o el riego con agua reciclada.En dos o tres semanas, los microorganismos completan la fermentación del abono. Se traslada la materia a la zona de maduración, donde permanecerá de dos a cinco meses, y será volteada periódicamente para que el desarrollo sea homogéneo. El proceso, controlado por ordenador, no desprende malos olores, a diferencia de lo que sucede en las otras tres plantas de abono del Ayuntamiento, en Valdemingómez y la depuradora Sur.

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