El 'si' de Hungría

LOS HÚNGAROS han votado masivamente a favor de su ingreso en la Alianza Atlántica. Resultaron infundados los temores del Gobierno y de la oposición a que una gran abstención invalidara la consulta. Esto hubiera creado problemas políticos y jurídicos para la integración en la OTAN, que todo el arco parlamentario en Budapest ha apoyado de forma unánime. El referéndum tenía, por tanto, sus riesgos: la República Checa y Polonia, los otros dos países invitados a unirse a la OTAN en esta primera ampliación, no celebran consultas. Serán sus respectivos Parlamentos los que decidirán el ingreso en la Alianza.Con la decisión del domingo pasado, Hungría vuelve a tener carácter pionero en Europa central y oriental. Hace ocho años fue el primero en romper el telón de acero y aceleró el hundimiento de los regímenes comunistas y la democratización. Ahora es el primero de los países de la región que entra, en una Alianza ya destinada a convertirse en la única gran organización de seguridad en Europa. Lo hace, como entonces, con Gyula Horn como primer ministro, sin duda uno, de los grandes protagonistas de la gran transformación europea de la última década.

Todos los partidos se han esforzado al máximo para movilizar en favor del sí a una población que temían poco motivada, especialmente fuera de las ciudades. Al final votó más de la mitad de la población, y un 85% lo hizo afirmativamente. Los húngaros forman una nación muy vapuleada por la historia. Por primera vez tenían oportunidad de decidir por sí mismos a qué otros países quieren vincular su seguridad. Han aprovechado la ocasión en este impecable ejercicio de soberanía y memoria.