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Dragones en el hospital

Un circuito de cuentacuentos llega a los niños ingresados en cuatro centros sanitarios

Gorilas comedores de buitres, dragones y princesas prometidas con sapos se descolgaron el martes por los goteros y las camas de los niños ingresados en el hospital Gregori o Marañón. Todos iban de la mano del cuentista Federico Martín Nebras, con 12 años de tablas como narrador de fantasías. Su presencia entre las batas blancas se debe al circuito Un Madrid de cuento, organizado por la red de bibliotecas públicas de la Comunidad del 7 al 29 de noviembre. El ciclo llega este año a los pequeños pacientes de los hospitales Gregorio Marañón, La Paz, Niño Jesús y Doce de Octubre."Todos los grandes lectores se han hecho con unas décimas de fiebre", comenta Martín Nebras. Sabe de qué habla. De pequeño se pasó dos años sin decir palabra. No le apetecía. "Me alimentaba de libros, y esos libros me ayudaron a salir de aquel silencio", confiesa este cuentacuentos de 52 años y peculiares barbas. Por eso anima a leer a los niños ingresados: "Aprovechad ahora que estáis malitos de cuerpo para poneros bien del alma leyendo".

Quince pares de ojos infantiles observaron sin perder detalle los dibujos que les mostró este juglar contemporáneo. Hubo niños de todas las edades. Unos habían llegado desde su habitación por su propio pie, acompañados por sus familiares o por el personal voluntario que cada tarde acude a entretenerlos. Otros se desplazaron en silla de ruedas. Un buen número de chavales se tuvo que quedar en la cama sin poder oír hablar de brujas y princesas.

Elena, una niña africana ingresada en el servicio de hematología, sólo sabe decir una cosa en castellano: su nombre. Al principio no entendía lo que ocurría a su alrededor. Miraba sin pestañear y mantenía apretadas en la mano, sin soltarlas, las galletas de la merienda. Poco a poco se relajó, y, aunque no entendía las palabras, siguió a los demás cuando cerraron los ojos para pedir un deseo a la luna. Noelia, de cinco años, sabe bien lo que es un hospital. Padece leucemia y debe ingresar cada cierto tiempo para la quimioterapia. "Nunca había visto antes un cuentacuentos", comentó ilusionada. Bentehuí, un chaval de nueve años, lleva internado desde el 4 de agosto por una quemadura en el esófago. No sabe cuándo le darán el alta, pero mientras parece no aburrirse: "Por la mañana voy a clase, luego estoy con mi madre y por la tarde hago manualidades con las voluntarias". Los cuentos le parecen "muy bien".

Delicias, de 12 años, con un bulto en la rodilla que la tiene harta, es ya una veterana participante en cuentacuentos. "Lo que más me gusta es cuando cantamos con ellos", dijo. Don Grillo, el cocodrilo Camilo y otros personajes los llevan lejos de las inyecciones. y los quirófanos.

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