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NUEVO PULSO EN EL GOLFO

Clinton prepara un masivo ataque para destruir las fábricas y almacenes de armas iraquíes

El portaaviones George Washington, con 50 aviones de combate F-14 y F-18 a bordo, viajaba ayer hacia el golfo Pérsico para sumarse al otro portaaviones que EE UU ya tiene en la zona, el Nimitz Al ordenar ese refuerzo, el presidente Bill Clinton confirmó su disposición a lanzar un ataque contra Irak, una vez que ya ha quedado prácticamente agotada la vía diplomática. El Pentágono estudia vanas posibilidades para lo que podría ser un ataque de mucha mayor envergadura que los últimos castigos con misiles, de largo alcance Tomahawk. El objetivo sería la destrucción del arsenal iraquí.

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Enviar desde el Mediterráneo oriental al, Golfo al George Washington es "una medida apropiada dadas las circunstancias", dijo Clinton antes de un encuentro en la Casa Blanca con su homólogo mexicano, Ernesto Zedillo. Clinton añadió: "La voluntad de Naciones Unidas tiene que prevalecer. Sería muy peligroso que no fuera así. Si no resolvemos este asunto, se sentará un peligroso precedente sobre la impotencia de Naciones Unidas". El titular de la Casa Blanca insistió que Washington continuará por ahora con intensidad la vía diplomática para resolver el conflicto. Sin embargo, el presidente norteamericano no quiso hacer ninguna precisión. sobre el plazo que se ha dado antes de recurrir a la fuerza. El consejero de Seguridad Nacional, Sandy Berger, fue algo más preciso: "Unos días".Clinton dio una clara señal de lo que se da por hecho en Washington: cualquier nuevo ataque norteamericano contra Irak será de envergadura. No se limitará al envío de misiles Tomahawk, como en septiembre de 1996, sino que incluirá masivos ataques aéreos destinados a destruir los lugares donde se sospecha que los iraquíes almacenan o intentan rehacer su arsenal químico, bacteriológico y balístico. La operación podría durar varios días.

"Lo que está en juego", dijo Clinton "es cómo impedir que Sadam Husein reconstruya sus armas de destrucción masiva. Cualquier táctica específica que adoptemos estará dirigida a conseguir ese objetivo".

Un momento clave para el desencadenamiento de esa acción será la reanudación, a partir de mañana, de los vuelos sobre territorio iraquí de los aviones espía norteamericanos U-2, que la ONU considera parte de sus trabajos de inspección. Cualquier intento de agresión iraquí podría precipitar el ataque norteamericano. El secretario de Defensa, William Cohen, ha declarado que que su país responderá rápidamente a cualquier ataque contra los U-2.

Varias señales, no obstante, parecían dar a entender ayer que la Casa Blanca y el Pentágono desean darle cierto tiempo al comienzo de la operación militar contra Irak. En primer lugar, el portaaviones George Washington, al que acompaña toda una flotilla, incluido un barco lanzador de misiles de crucero, necesita una semana para llegar al Golfo. En segundo lugar, la Casa Blanca insistía en su voluntad de agotar la acción diplomática. Expertos militares en Washington lo interpretaban como una búsqueda de tiempo para que el Pentágono ultime una operación más ambiciosa y contundente que el anterior castigo a Sadam.

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Con los refuerzos enviados ayer, Washington va a disponer en el Golfo y sus proximidades de más de 300 aviones de combate. El George Washington y el Nimitz transportan unos 50 por cabeza, a los que hay que añadir los 200 estacionados en Arabia Saudí y Kuwait. Otros cinco buques y submarinos, incluido el submarino Olympia, están dotados con misiles Tomahawk.

Contactos de Albright

La secretaria de Estado, Madeleine Albright, declaró en Londres que EE UU sigue desarrollando "una intensa actividad diplomática" para resolver la crisis. Clinton se entrevistó en Washington con el rey Hussein de Jordania y conversó por teléfono con su principal aliado, el primer ministro británico Tony Blair. Albright se verá en los próximos días con varios homólogos europeos y de Oriente Próximo.La solución pacífica parece muy difícil tras la desafiante respuesta de Sadam a la resolución del Consejo de Seguridad del pasado miércoles. El órgano de la ONU volvió a reunirse en la noche del jueves y adoptó una resolución de condena "en los términos más enérgicos" a ese nuevo reto. La resolución no entró en más detalles, pero recordó una del pasado 29 de octubre que amenaza a Irak con "serias consecuencias".

Preguntado sobre cuál será el próximo paso norteamericano, James Rubin, portavoz del Departamento de Estado, respondió ayer: "Todo lo que puedo decir es: 'Permanezcan conectados".

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