Y van diez
Sonó la gaita y no era celta. Aunque el interés creciente por la música escocesa o irlandesa tenga bastante que ver con que un grupo de folk como La Musgaña pueda por fin dejarse ver en salas grandes y ante audencias algo más nutridas. A partir del repertorio tradicional de la vieja Castilla, La Musgaña propone redescubrir algo que había permanecido escondido. Lo recordó Almendros: no han sido profetas en su tierra. Y es que a estos muchachos se les ha ignorado en casa mientras críticos ingleses y norteamericanos los comparaban con formaciones legendarias del folk y se les requería para giras por Estados Unidos, Canadá, Alemania o Gran Bretaña.Empezaron ellos tres solos. Con un vigoroso picao salmantino y unos sugerentes pasacalles zamoranos. Sin grandes alardes creativos pero con notable eficacia a la hora de interpretar las piezas. Son ya 10 años de música en común. Lo celebraron por todo lo grande en abril con unos conciertos que se grabaron y acaban de publicarse en disco. Como entonces, contaron con un elenco de invitados que no quisieron perderse la fiesta y que contribuyeron a enriquecer la tímbrica del espectáculo.
La Musgaña
Quique Almendros (gaita charra y tamboril, gaita de fole), Jaime Muñoz (acordeón, flautas y clarinete) y Carlos Beceiro (bajo eléctrico, laúd y zanfona). Palacio de Congresos. Madrid, 11 de noviembre
Europa y África
Pese a faltar esta vez el violinista Johnny Cunningham -que se ha fracturado un par de dedos-, por el escenario fueron apareciendo Manuel Luna (voz) y un antiguo miembro del grupo, Cuco Pérez (acordeón), para una tonada y una jota (o baile a lo pesao) cántabras; Javier Paxariño (clarinete, bajo y flauta) en una canción de ronda madrileña a la que se sumó otro musgañero de pro, Luis Delgado (cántaro); Amancio Prada, que cantó unas coplas de boda de Extrernadura, o Kepa Junkera (trikitixa), que se marcó unas danzas de Burgos.La presencia de tres componentes de Radio Tarifa mostró que la materia prima de la que se nutre La Musgaña se relaciona tanto con el norte de Europa como con el norte de África: el cruce privilegiado entre lo cristiano y lo musulmán en esta pequeña parcela del mundo. Sólo así se explica que un laúd árabe y una darbuka se mezclen tan fácilmente con el acordeón y la gaita como sucedió con motivo de un tema de las comarcas del Duero.
La Musgaña es un patrimonio del que podemos disfrutar hoy quizá porque en el extranjero supieron valorarlo hace ya unos cuantos años.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.