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Alemania deja de oponerse a la presencia de Turquía en la Conferencia Europea

Alemania ha dado un giro de 180 grados en su política hacia Turquía. Su ministro de Asuntos Exteriores, Klaus Kinkel, no se mostró ayer opuesto a la presencia de ese conflictivo país en la Conferencia Europea que promueven Francia y la Comisión Europea para compensar a los países de Europa del Este que quedarán excluidos de la primera ola de la próxima ampliación de la Unión Europea.

"Todos quieren que Turquía esté en la Conferencia y los alemanes ya no nos oponemos a ello", señalaron a este diario fuentes alemanas confirmando así que el silencio de Kinkel se puede interpretar como un sí a la presencia de Turquía porque quien calla otorga. Si la actitud alemana se confirma definitivamente supondrá un gran paso al frente para impedir que cristalice un conflicto inmediato con Turquía de consecuencias nada desdeñables. El Gobierno turco ha amenazado varias veces con bloquear la ampliación de la OTAN al Este de Europa, lo que impediría la incorporación a la Alianza de la República Checa, Hungría y Polonia.Dar satisfacción a Turquía permitiría además una suavización de las posturas turcas en el conflicto chipriota, lo que pemitiría también abrir negociaciones para la adhesión de esta isla mediterránea a la Unión Europea.

Pero la presencia en la Conferencia Europea, un foro claramente de segundo nivel, no va a satisfacer las ambiciones turcas. Para colmarlas, la Comisión Europea prepara lo que ha denominado una Unión Aduanera reforzada. Es decir, reforzar los actuales acuerdos aduaneros con nuevas compensaciones que permitan aumentar las exportaciones agrícolas turcas a la Unión. En este billar diplomático la carambola puede salirle muy cara a España, directamente amenazada por la potencia agrícola turca. E incluso abrir un nuevo frente de disputas entre el Gobierno de José María Aznar y Convergéncia i Unió (CIU) si esas compensaciones agrícolas se traducen en un aumento de la presencia de avellana turca en los mercados europeos, con un inmediato perjuicio para los cultivadores de avellana de Tarragona.

Pero el secretario de Estado para la Unión Europea, Ramón de Miguel, se mostró ayer europeísta y generoso. "No nos vamos a poner la venda antes de tener la herida", dijo, dando por seguro que España no va a plantear batalla contra esas compensaciones agrícolas. De Miguel reiteró la disposición española a sacrificarse en bien de la ampliación a Europa del Este.

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