División en el Gobierno ruso por el control de un grupo de bancos
¿Debe el Banco Central de Rusia seguir controlando otros siete bancos, entre los que figuran cinco extranjeros? Este problema ha dividido al Gobierno ruso: mientras los jóvenes reformistas quieren que se cumplan los planes de traspasar las acciones de estos bancos que posee el Central al Ministerio de Bienes Estatales, el primer ministro, Víktor Chernomirdin, se opone a ello. Lo que está en juego son unos cinco billones de pesetas.
El Banco Central tiene la mayoría de las acciones de dos bancos rusos -el Sberbank o Banco de Ahorros y el Vneshtorgbank o Banco de Comercio Exterior- y el paquete de control de cinco bancos extranjeros: el Mosnarbank o Banco Popular Moscovita en Londres, el Eurobank en París, el Donau Bank en Viena, el OstWest Handelsbank en Zurich y el East-West Bank en Luxemburgo.
Los bancos extranjeros soviéticos estuvieron al borde la bancarrota en los tiempos de la perestroika, cuando recibieron la orden de pedir créditos a corto plazo para importar alimentos a la URSS y financiar la aceleración económica impulsada por Mijáil Gorbachov. Entonces estos bancos se endeudaron por cerca de 6.000 millones de dólares (unos 900.000 millones de pesetas al cambio actual), casi la mitad de sus activos. Después de que cayó la URSS, los políticos de la época en el último momento se dieron cuenta que era una tontería perder los bancos extranjeros y gracias a los esfuerzos del entonces primer ministro Yegor Gaidar se logró aplazar el pago de la deuda.
Créditos a bajo interés
El Banco Central, con muchos esfuerzos, ha logrado salvar a sus bancos extranjeros -aunque no están del todo saneados-, operación que le ha costado cerca de 3.500 millones de dólares (500.000 millones de pesetas), y ahora ellos cumplen un importante papel. A través de las cuentas corresponsables en ellos, los bancos rusos hacen sus pagos a sus socios extranjeros; en ellos obtienen créditos a un interés más bajo que en el mercado interbancario interior,....El problema es que, según la legislación existente, el Banco Central debe traspasar antes del año 2000 las acciones que posee de otros bancos al Ministerio de Bienes Estatales. Y éste, controlado desde un comienzo por personajes leales al ultraliberal Anatoli Chubáis -hoy primer vicepresidente del Consejo de Ministros ruso-, presiona para que el traspaso se realice cuanto antes. Ahora, sin embargo, Chernomirdin -para gran sorpresa de los jóvenes reformistas, es decir, de Chubáis y los liberales cercanos a él- ha presentado un proyecto de ley que deja indefinidamente en manos del Banco Central las acciones de los siete bancos mencionados.
Lo más probable es que el deseo de Chernomirdin de conservar las posiciones del Banco Central tenga raíces políticas: el actual presidente de la entidad emisora rusa es Serguéi Dubinin, un hombre de la confianza del primer ministro. Y éste está pensando en presentar en el año 2000 su candidatura a la jefatura del Estado. De ser así, necesitará para financiar su campana electoral, en la que deberá competir con rivales que tendrán el apoyo de importantes grupos financieros.
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