Los sindicatos y la patronal intensifican las negociaciones para acabar la huelga de camioneros
Los sindicatos y las dos organizaciones patronales del transporte por carretera francés negociaban anoche bajo el auspicio del Gobierno, decididos a alcanzar un acuerdo que ponga fin a la huelga que amenaza con asfixiar la actividad económica. Aunque la maratoniana reunión, iniciada a las 10,30 horas, en la Defense, sede del Ministerio de Transportes, parecía desarrollase en una atmósfera de esperanza, los piquetes no aflojaron el cerco que mantienen sobre los grandes depósitos de gasolina, las áreas industriales, ni el bloqueo de buena parte de las rutas y el acceso a los puertos.Lejos de eso, en una jornada marcada por el incremento de los actos violentos y la multiplicación de las intervenciones policiales, el número de barreras formadas por los vehículos pesados de los huelguistas ascendió a media tarde hasta superar la cifra de los 190, según indicaron fuentes oficiales. Pese a la movilización policial, una parte de estas barreras, 24 en total, bloquean completamente el paso impidiendo igualmente el tránsito de los turismos.
Relativo optimismo
El relativo optimismo con que los sindicalistas se reincoporaron a la mesa de negociaciones a las 15.30 horas tras dos horas de almuerzo y consultas, descansa en el hecho de que la principal organización patronal UFT que representa al 80% de las empresas, parecía dispuesta a hablar de un "salario mensual profesional garantizado" y de un "horario laboral". Esa posición constituye una novedad, toda vez que la UFT defendió la anualización de las horas y salarios antes de abandonar las conversaciones el viernes último, tres días antes del inicio de la huelga."Parece que la patronal ha comprendido esta vez qué es lo que está pasando en las barreras", apuntó lacónico el representante de Fuerza Obrera (FO), Roger Poletti. "El tono es bastante positivo, si la UFT pone por escrito esto que dice de palabra, es un buen punto de partida", indicó su compañero de la CFDT, Joel Le Coq. "Yo creo que son sinceros, seguimos estando en un momento difícil pero la esperanza vuelve a renacer", apostilló Michel Caillaud, representante de la federación de camioneros autónomos.
Fuentes sindicales indicaron igualmente que la gran organización patronal se muestra de acuerdo en cumplir la prima de 3.000 francos (75.000 pesetas) anuales a que se comprometió al término de la huelga de 12 días llevada a cabo hace un año. La cuestión estriba ahora en fijar la cifra de salario mensual a la que está dispuesta a llegar la patronal y si esa propuesta será aceptada por los huelguistas. A pie de camión, con los rostros marcados por el cansancio y las horas robadas al sueño, los piquetes se mostraban anoche circunspectos. "Que lo pongan por escrito y ya veremos, nos estamos dispuestos a que nos vuelvan a tomar el pelo como el pasado año, de aquí no nos movemos si no hay garantías totales de que cumplirán con sus compromisos", manifestaba entre la aprobación de sus compañeros de Lille, el sindicalista René Duhem.
En principio, la negociación reanudada ayer debía inspirarse en el preacuerdo alcanzado el domingo a las 5.00 horas por todas las fuerzas sindicales, excluída la CGT, y la patronal minoritaria Unostra, que representa a los pequeños y mediados empresarios. Este preacuerdo establece aumentos salariales inmediatos del 4% y 5%, según las categorías, y el pago de un salario mínimo de 10.000 francos (250.000) pesetas, núcleo de las actuales reivindicaciones, a partir de julio del año 2000.
El propio primer ministro, que el martes utilizó el tren RER que comunica al extradio con el centro de París para desplazarse a un acto oficial, se ha comprometido ante el Parlamento a aplicar legalmente ese acuerdo al conjunto de las empresas, aún en el caso de que no sea suscrito por la UFT. El Gobierno francés se ha comprometido igualmente a aliviar en 8.000 francos (200.000 pesetas) la tasa profesional de los empresarios del transporte.
La región parisina, que ha estado relativamente a salvo del bloqueo, experimentó ayer por primera vez los efectos de los piquetes. Una decena de grandes camiones se detuvo en el periférico de la capital francesa provocando un atasco monumental. Los huelguistas levantaron la barrera una hora después a la vista de la actitud policial, pero su presencia en los alrededores de París da prueba inequívoca de sus propósitos.
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