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Giuliani acude triunfante a las urnas tras limpiar el crimen de Nueva York

El próximo martes, Nueva York celebra elecciones municipales para elegir al alcalde que llevará a la ciudad más cosmopolita del mundo al siglo XXI. A menos que se produzca un improbable escándalo de última hora, esa persona será Rudolph Giuliani, un republicano de 54 años que en su primer mandato desde 1993 ha dado la vuelta a una ciudad que parecía vendida al crimen y la crisis.

El vigor de Wall Street, la reducción espectacular de la delincuencia -1.555 asesinatos en 1994 frente a 612 en lo que va del presente año- y el renacimiento de una urbe que atrae a más turistas que nunca han hecho de Giuliani un fenómeno nacional, y ahora crecen los rumores de que en un futuro cercano será candidato presidencial.Como buen nativo de Brooklyn, Giuliani ha manejado la Gran Manzana con mano dura, recortando la Administración municipal, promoviendo el sector privado, aplicando una política implacable contra la delincuencia (más policía en la calle y más control directo de la actividad de las comisarías) y acercando la ciudad al tipo de calidad de. vida que rige en el resto del país.

Nueva York no es hoy la urbe oscura, pintarrajeada y voraz del tópico, y a pesar de los enemigos que se ha ganado durante el camino por su arrogancia, la candidatura de Giuliani ha sido respaldada por todos los diarios locales de la capital, incluido The New York Times, que ha sido muy crítico con su gestión y su estilo. Su contrincante, la demócrata Ruth Messinger, apenas ha sido enemigo para el primer edil.

Si bien sabe agradar a sus votantes, Giuliani no ha tenido buena mano en la arena internacional. En 1995 vetó a Yasir Arafat, de un acto conmemorativo de Naciones Unidas y al ano siguiente retó a ese organismo a abandonar su sede en Manhattan por la acumulación de multas de tráfico de sus delegaciones. "Yo no soy diplomático, soy alcalde", sentenció la semana pasada en una conferencia de prensa. "Sólo tengo un problema con la comunidad diplomática en esta ciudad. Rompen nuestras leyes, no cumplen las normas y, además, no pagan las multas. Si aparcas ilegalmente, si desafías a la policía, si debes cien o 200.000 dólares en multas, entonces tienes problemas".

Giuliani aprendió sus modales en el Departamento Federal de Justicia, donde fue número tres durante la Administración de Ronald Reagan (1980-88). Como fiscal federal en Nueva York, aplicó severos correctivos a las familias mafiosas y al delito financiero en Wall Street. En 1993 arrebató la alcaldía al negro demócrata David Dinkins.

"El reto más grande para los próximos cuatro anos será lograr una reducción tan grande en el Consumo de drogas como hemos hecho con el crimen", asegura el alcalde. "Ahora mismo nadie se cree que se pueda cortar el consumo de heroína, cocaína y marihuana un 40%, 50%, 60%, pero eso es lo que hemos hecho con el crimen y el homicidio en los últimos cuatro años".

Sin embargo, Giuliani reconoce que desde que llegó a la alcaldía se ha visto sorprendido por el interés que despiertan las ideas sobre política exterior del primer edil neoyorquino. Y afirma: "Si tuviera que sugerir a Washington alguna prioridad en política exterior, sería pedir una lucha seria contra los países productores de droga. Pero también reconozco que el consumo en EE UU es la causa principal del problema de las drogas en el mundo. Una sociedad libre es aquella en la que el máximo número de personas es independiente y toma su propia decisión respecto a su vida y, su trabajo. Las drogas impiden esto".

Solidaridad

El día a día de Giuliani incluye varias comparecencias de prensa, visitas a policías heridos para demostrar solidaridad (la brutalidad policial que hace estragos hoy en Nueva York no es obstáculo para que Giuliani sea un abanderado incondicional del Departamento de - Policía) y viajes constantes Por todos los barrios étnicos de la ciudad. Con 7,3 millones de habitantes, de los cuales los hispanos pronto serán el 25%, cada año llegan a la ciudad más de 100.000 inmigrantes legales. El número de ilegales se cifra en 400.000 aproximadamente.Según el alcalde, "las relaciones entre los grupos raciales, étnicos y religiosos de Nueva York están mejor que antes. Aquí se hablan más de 200 lenguas y están representadas todas las religiones, de modo que cualquier conflicto étnico o religioso que se produzca en el mundo tiene un reflejo en las comunidades correspondientes de Nueva York. Pero creo que la armonia que existe es notable. Viajo por la ciudad lo más posible, visito todas las comunidades y promuevo constantemente las cosas que nos unen a los neoyorquinos, todo lo que tenemos en común".

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