La población de Irak se moviliza contra EE UU mientras Sadam sugiere una salida negociada
Los ciudadanos de Irak han iniciado una movilización general en todo el país contra Estados Unidos, mientras su presidente, Sadam Husein, ha empezado a pedir una salida negociada a la crisis, originada hace tres días por él mismo cuando expulsó a tres técnicos norteamericanos, miembros de la comisión internacional de la ONU, encargados de dictaminar el desarme. Al mismo tiempo, desde Nueva York, Naciones Unidas ha anunciado que, de cualquier manera, mañana se reanudarán las inspecciones. Rusia y Francia se han ofrecido como mediadores para solucionar la crisis.
"Americanos, sois unos asesinos. Abandonad nuestro país. ¡Que Alá os aniquile!", gritó el imam Abdelatif Hamin desde el púlpito de la mezquita más importante de Bagdad, el pasado viernes al mediodía, dirigiéndose a centenares de fieles que llenaban el templo con ocasión de la gran plegaria preceptiva de la semana.Las palabras del jefe religioso fueron difundidas por todos los rincones de Irak a través de la televisión, como un elemento más de un largo programa de agitación política con la que el Gobierno iraquí trata de ganarse el apoyo y el respaldo de la población, en su enfrentamiento contra las Naciones Unidas y en especial contra los observadores norteamericanos.
Los iraquíes han contestado con disciplina a la llamada efectuada por sus gobernantes. Desde el pasado jueves se encuentran permanentemente movilizados en la calle, protagonizando numerosas manifestaciones en diferentes puntos del país, mientras los más agresivos y locuaces no dudaban en reclamar "una decisión más severa, para dar a América una lección que no olvidará jamás".
La tensión popular callejera se ve apoyada en todo momento por los principales responsables del régimen, quienes con sus continuas declaraciones, han asegurado que "no habrá marcha atrás", según afirmaban ayer el vicepresidente, Taha Yasin Ramadan, y el viceprimer ministro, Tarek Aziz, en declaraciones a la prensa internacional.
Sin embargo, en plena efervescencia y agitación popular el presidente Sadam Husein ha empezado a tratar de aplicar paños calientes a la situación de tensión originada por él mismo la semana pasada, según se desprende claramente de las reflexiones que efectuaba ayer el periódico oficial Gumhuriyat, que reclamaba desde sus páginas una salida negociada a la crisis.
Irak desea que Rusia, Francia y China faciliten una negociación que mitigue el embarque utilicen el derecho de veto, que impediría una acción militar, según aseguraba ayer este periódico oficial en su portada.
Rusia y Francia hicieron ayer una declaración conjunta en la que constatan que la decisión iraquí de limitar el trabajo de la comisión especial de la ONU "vulnera la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU" y, por lo tanto, "es inaceptable". Ambos países hicieron un llamamiento a Irak para que anule su decisión y permita a los inspectores estadounidenses continuar con su trabajo, lo que sería interpretado como "una clara señal de un alivio de la tensión".
Moscú y París apoyan las intenciones del secretario general de la ONU, Kofi Annan, de enviar a Bagdad una misión especial con el fin de lograr que Irak colabore con la comisión de inspección. Sólo si se logra esta colaboración se podrá "poner en práctica el punto 22 de la resolución 687 del Consejo de Seguridad sobre el levantamiento del embargo petrolero y garantizar la reintegración de Irak en la comunidad intetnacional", subraya el documento. Al mismo tiempo, Rusia y Francia dejaron en claro que se oponen a cualquier acción unilateral contra Irak. El jueves pasado el portavoz del Departamento de Estado no excluyó una respuesta militar a la decisión iraquí.
Sin embargo, la semana se avecina caliente para Irak. La ONU asegura que la supervisión de armas en ese país se reanudara mañana, con el equipo de observadores de la ONU en pleno, incluyendo a los dos estadounidenses que el Gobierno de Sadam Husein no quiere dejar entrar en sus fronteras.
La reunión del Consejo de Seguridad el pasado viernes terminó con el objetivo de dejar que se enfríen los ánimos durante 48 horas, pero el jefe inspector de la comisión de expertos, Richard Butler, dijo que daría órdenes para "el restablecimiento del trabajo normal en Irak, incluyendo el trabajo de campo, a partir del lunes por la mañana".
Tras la reunión del Consejo, el embajador de EE UU ante la ONU, Bill Richardson, restó importancia a la división de opiniones y declaró que "Irak está violando seriamente las resoluciones de Naciones Unidas. Es un ataque a la ONU y al Consejo, y ahora les toca a ellos mover pieza para rectificar estas violaciones".
El grupo de Naciones Unidas que vigila la industria armamentista en Irak por mandato de la ONU tras la guerra del Golfo en 1991 está compuesto por 40 personas. Sadam Husein ha ordenado que 10 de ellos, estadounidenses, abandonen el país el miércoles, y no quiere dejar entrar a otros dos norteamericanos que se encuentran en Bahrein.
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