Taiwan recela del nuevo clima entre Washington y Pekín
Taiwan, donde los sentimientos independentistas son cada más fuertes entre las generaciones nacidas en la isla, advirtió ayer a Pekín que no debe emplear la mejora de sus relaciones con Washington para apretarle las tuercas a la isla. Para subrayar el mensaje, el presidente taiwanés, Lee Tung-hui, pasó revista a las mejores unidades y los más modernos materiales de su Ejército. "Sin seguridad", dijo Lee, no tenemos nada".La histórica cumbre de Washington, dijo el primer ministro, Vincent Siew, deberá servir para "garantizar la estabilidad en Asia, insuflar energías a las economías de la zona y promover la democracia y los derechos humanos en la China continental". "Pero", añadió, "debemos evitar que los comunistas chinos usen está nueva situación para acelerar sus esfuerzos por aplastamos en la esfera internacional".
Como deseaba Jiang, Clinton ratificó la aceptación por parte de EE UU del principio de la existencia de una sola China. El presidente estadounidense felicitó a Taiwan por su "democracia floreciente" y añadió que los problemas entre Pekín y Taipei deben ser resueltos pacíficamente por los propios chinos. Por su parte, Jiang insistió en que Pekín tiene derecho a recuperar Taiwan por la fuerza, aunque se declaró partidario de una reunificación pacífica.
Japón, partidario de no aislar a China incluso en los peores momentos de la crisis provocada por Tiananmen, acogió con "alivio" la reunión entre Clinton y Jiang. "Es imposible que haya estabilidad en Asia si no existen lazos sólidos entre los tres lados del triángulo formado por EE UU, China y Japón", dijo ayer el primer ministro, Ryutitaro Hashimoto.
Clinton y Jiang decidieron celebrar cumbres periódicas -Clinton visitará China el próximo año- y crear una línea de comunicación directa o teléfono rojo entre ambas presidencias. También acordaron presionar a Corea del Norte para que participe con China, EE UU y Corea del Sur en conversaciones de paz. Washington, no obstante, quiere dejar claro que su cooperación con Pekín está muy lejos de alcanzar el nivel de complicidad que tiene la sostenida con la Rusia democrática de Borís Yeltsin. La Casa Blanca dijo ayer que China "debe comprender que su relación con EE UU, complicada y con múltiples facetas, no alcanzará todas sus potencialidades hasta que permita la expresión de la disidencia política de su pueblo".
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