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Alex de la Iglesia considera 'Perdita Durango' un 'western' romántico

La nueva película del director vasco se estrena mañana

Amelia Castilla

Conocer Tijuana cambió su forma de ver la película. Álex de la Iglesia (Bilbao, 1965) quería que Perdita Durango fuera una película con personajes épicos, que viven en una frontera irreal, pero cuando aterrizó en la frontera mexicana en busca de localizaciones y se vio rodeado de tipos que calzaban botas de serpiente, gorros vaqueros y pistolas en la sobaquera descubrió que la realidad y la ficción caminan juntas. "Lo extraño es que en cada chabola de Tijuana no hubiera un yanqui secuestrado", aseguró ayer en Madrid con su particular sentido del humor, en la presentación de Perdita Durango, que mañana se estrena en toda España.

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En Tijuana decidió que los títulos de crédito debían ir sobre esas infraviviendas donde se hacinan miles de personas. Le gustaba el contraste que suponía mezclar esas imágenes con las de, la ciudad de San Diego, "la perfecta urbe de plástico". Son dos conceptos del mundo que están presentes en toda la película: "La mexicana, unida a la tierra, la religión y lo auténtico; y la de los que se esconden en casa y ven el mundo a través de la tele".Perdita Durango, que ha tenido un presupuesto de 1.500 millones de pesetas, se podrá ver en versión original y doblada -fue rodada en inglés- y, ya está cerrada su distribución en numerosos países. Andrés Vicente Gómez, productor del filme, que también acudió a la multitudinaria presentación de la película, informó que Perdita Durango se exhibirá en Estados Unidos con algunos cortes. "Sí", bromeó De la Iglesia, "allí la vamos a pasar con algunas escenas de Liberad a Willie".

En Perdita Durango no hay homenajes ni referencias a ninguna película o director. Álex de la Iglesia lo dejó claro ayer. Ha visto 35 veces Sed de mal, pero no ha intentado imitarla. "Orson Welles era un genio y yo soy un patán". Le hubiera gustado que su película llevara el título de Corazón salvaje, pero lo único en lo que podrían parecerse Perdita y la de David Lynch es que ambas tienen un final mágico, uno con Burt Lancaster de por medio y el otro con un hada.

Basada en la novela homónima de Barry Gifford, Perdita Durango mezcla humor, amor y acción. "Un westem con duelo final y una historia de amor", según su director, quien no dudó en calificarla como su película más personal. Sus protagonistas son una mujer sin escrúpulos, Perdita Durango, y un atractivo asesino, Romeo Dolorosa. Tras secuestrar a una pareja de adolescentes de buena familia, emprenden un viaje sin retorno a través del lado salvaje del sueño americano, dispuestos a cumplir el encargo de un capo mafioso: transportar un cargamento de fetos desde la frontera mexicana hasta Las Vegas.

Álex de la Iglesia informó al autor de la obra de los cambios que fue realizando a la novela. "El personaje de Perdita era demasiado estático, una especie de Lucky Lucke que acaba su aventura y sigue su camino, y yo prefería una mujer más carnal, alguien que comete el error de enamorarse y eso acaba con ella". Gifford aceptó los cambios sin rechistar, pero no fueron esas las únicas modificaciones que realizó el director de Perdita Durango. Modificó radicalmente el guión previsto por Bigas Luna, el director que en un principio iba a dirigir el filme. "Bigas eliminó la santería y Romeo era una especie de Robin Hood que acaba dando el dinero del narcotráfico al ejército de Chiapas", dijo De la Iglesia. "Perdita Durango es una película hecha en el viejo estilo. Es el típico filme de productor. Andrés Vicente Gómez, dueño de los derechos de autor, llevaba tres años intentando hacerla".

El director de El día de la bestia está al tanto de las críticas negativas que tuvo la película en San Sebastián, aunque matizó que algunas fueron estupendas y otras terroríficas. "Prefiero la polémica a que todos estén de acuerdo en que se trata de una maravilla o una tontería. La crítica sirve para dar vidilla, pero yo prefiero tener el favor del público", explicó tras constatar el caso de Airbag, que tuvo pésimas críticas y está batiendo récords de público en todos los cines.

Entre los proyectos de futuro de este joven director se cuentan dos películas: Quiero tener un millón de amigos, con guión de Rafael Azcona, y La máscara de Fumanchú, una película de alto presupuesto que se rodará en Shangai y que contará con un reparto internacional.

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