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Suspensos bajo estudio judicial

Una familia de Madrid recurre las malas notas de su hijo ante el Tribunal Superior de Justicia

A Pablo Torres Guerrero le tenían sus padres por un estudiante aplicado, casi modélico, hasta que en diciembre de 1995 se plantó en casa con cinco suspensos sobre las siete asignaturas de COU. Desde entonces, su padre, Pablo Torres Fernández, está convencido de que aquellas notas calamitosas, que se repitieron en los otros dos trimestres del curso, eran una venganza de los profesores hacia él, por entonces presidente de la Asociación de Padres de Alumnos (APA). La convicción de Pablo le ha llevado a presentar, ante el Tribunal Superior de Justicia, un recurso contra las calificaciones de. su hijo en el que involucra no sólo al instituto, sino también a la Universidad Complutense de Madrid. En la literatura jurídica española no hay noticia de ningún caso parecido, confiesa la abogada del recurrente.Pablo vive en San Cristóbal de los Ángeles, uno de los barrios más sureños y depauperados de la capital, en el que el índice de fracaso escolar ronda el 50%. Sin embargo, lo de hincar los codos nunca se le había dado mal: superó la EGB con una nota media de notable, y los tres cursos de BUP, ya en el instituto San Cristóbal (con cerca de un millar de alumnos), los despachó siempre en junio y con holgura: un 6,3

Todo cambió repentinamente el 20 de diciembre de 1995, fecha en la que Pablo Torres Guerrero llegó a su domicilio con un boletín desastroso: bien en Historia de la Filosofía, suficiente en Inglés ysuspenso en todas las materias restantes. El tutor del muchacho no consideró necesario anotar ninguna observación al respecto.

¿Qué había sucedido? Aún ahora, casi dos años después, Pablo Torres padre no ha digerido del todo el disgusto. "Mi hijo no tenía ningún problema personal o familiar, ningún amorío que le distrajera, nada de nada. Aquellas notas no se las habían puesto a él; eran contra mí", enfatiza. Y apunta una hipótesis: "Yo ejercía desde unos meses atrás como presidente de la APA. Por carácter, yo no me callo las cosas, y en alguna ocasión dije del profesorado que debía ,trabajar más. Mucho me temo que las calificaciones de mi hijo pretendían constituir un escarmiento en toda regla". A partir de ese momento, Torres no paró de pedir explicaciones. Logró entrevistarse con el tutor, sólo para que éste le describiera un panorama de solador sobre su hijo. "Pablo es injusto y desacertado en sus apreciaciones, no tiene lectura comprensiva, su nivel intelectual resulta impropio y carece de capacidad", le espetó, según consta en la denuncia ante el tribunal. El atribulado padre reclamó los exámenes de, su hijo, pero no los pudo ver. "Eso que nos pide es imposible", le respondieron. Pablo Torres padre no se amilanó. Formuló reclamaciones ante los inspectores y la Dirección Provincial de Educación atusando de "mala fe" a docentes del instituto. La opinión del claustro de profesores era muy distinta. En la primera página de la memoria final del curso 19951996 destacaban: "El hecho más relevante ha sido el caso Pablo Torres. Las reclamaciones, cartas amenazantes y demás intervenciones del padre de este alumno han enturbiado el clima de trabajo. Reiteramos la necesidad de arbitrar algún procedimiento que imposibilite estos abusos de ley".

Al final, Pablo Torres consiguió en junio de 1996 que una junta de supervisión de la Complutense revisara, a puerta cerrada, los exámenes. Los profesores úniversitarios refrendaron que los suspensos del muchacho eran merecidos. Pero Torres porfía: "Ahora, 15 meses después, he visto esas pruebas y cada vez estoy más seguro de mi denuncia. Le dije a mi hijo que introdujera un cebo en alguna respuesta, y cuando le preguntaron por los pintores holandeses del siglo XVII él señaló al futbolista Van der Kerkhof. Pues esa contestación se la dieron por buena".

¿Qué ha sido de Pablo Torres Guerrero, el muchacho del' "nivel intelectual impropio"? El curso pasado repitió el COU, ya lejos de San Cristóbal, y lo superó con seis sobresalientes y "comportamiento excelente", según su nueva tutora. El hoy feliz estudiante universitario de Historia sólo espera que no se repita aquel año inesperado en el que le llovieron los suspensos .

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