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Prodi anuncia un acuerdo con los comunistas que le permitirá un año de supervivencia

La crisis de gobierno provocada en Italia por la negativa de los neocomunistas a apoyar la ley de presupuestos está prácticamente cerrada. Romano Prodi, primer ministro en funciones, confirmó ayer en el Quirinal el éxito de las negociaciones de las últimas horas entre los líderes del Olivo y el Partido de Refundación Comunista (PRC). "Estamos muy cerca de un acuerdo. Los detalles se harán públicos mañana [por hoy]", declaró Prodi tras su entrevista con el presidente Oscar Luigi Scalfaro. "El país puede reemprender la marcha hacia Europa", añadió.

Tras una jornada de entrevistas y contactos secretos todo parece indicar que la fractura en la izquierda italiana -la que se produjo el pasado jueves y fue calificada ¿le "histórica" por un dirigente del Olivo-, se ha cerrado por completo. Nadie sabe todavía cuáles serán los costes del acuerdo, ni qué parte ha cedido más en la batalla por obtenerlo. Pero el optimismo de Prodi y sus palabras no dejaban lugar a demasiadas dudas.

Pese a la brevedad de su declaración, el primer ministro aclaró que el acuerdo con los comunistas, "será para todo el año 1998", pero se funda sobre decisiones que afectarán a la política italiana más allá de esa fecha. En cuanto a la ley presupuestaria, Prodi señaló que no sufrirá modificaciones. El líder del PRC, Fausto Bertinotti , confirmó anoche que su partido votará a favor de la ley.

La comparecencia de Prodi en la sala de prensa del Quirinal pilló desprevenidos a los dirigentes del Polo y a la población, que ha visto desarrollarse ante sus ojos "la crisis más loca del mundo", a la que está a punto de seguirle la solución más sorprendente. Y todo en menos de una semana.

La solución empezó a entreverse el viernes cuando la inesperada oferta de Refundación Comunista de firmar un pacto de Gobierno por un año con el Olivo y reconstruir la mayoría surgida de las urnas el 21 de abril de 1996 fue acogida con interés por un sector del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), la principal fuerza en la coalición de centro-izquierda. Los contactos posteriores mantenidos entre Bertinotti y los líderes de la izquierda reformista surgida. de las cenizas del Partido Comunista Italiano dieron paso a un optimismo moderado.Las alternativas a la crisis elecciones anticipadas o un Gobierno de independientes no encontraban suficiente consenso. El recurso a las urnas, además de caro y peligroso para Italia en vísperas de formalizarse la unión monetaria europea, presenta un inconveniente adicional: nadie garantiza con la actual ley electoral que el resultado de unas elecciones consolide una mayoría más sólida de la que existía.

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En cuanto al Gobierno de independientes o el de amplia coalición sugerido por el líder de Fuerza Italia, Silvio Berlusconi, el PDS se negó en redondo a apoyar ninguna de estas soluciones. El Olivo decidió, pues, escuchar con atención a Refundación Comunista. Tras la visita de los líderes de la coalición de centro-izquierda al Quirinal, donde expusieron a Scalfaro la posibilidad de un acuerdo con el PRC, una larga conversación telefónica entre Bertinotti y el líder del PDS, Massimo D'Alema, aprobó el pacto entre ambas fuerzas. Para precisar los detalles, el subsecretario de la Presidencia, Enrico Micheli, y Bertinotti mantendrían después un encuentro cara a cara. El sí de los comunistas parecía decidido. Prodi se encaminó al Quirinal y lo puso en conocimiento del presidente Scalfaro.

Jornada laboral

La duda está en saber qué razones ocultas podrían inducir a los neocomunistas a aceptar el mismo texto que rechazaron hace cinco días, causando una grave crisis política en el país.

A juicio de Refundación Comunista, la respuesta está en la ley para la jornada laboral de 40 a 35 horas semanales. Una exigencia aceptada, en principio, por Prodi, aunque únicamente a título orientativo y destinada a enfatizar los deseos del Ejecutivo de que empleados y empresarios lleguen a un acuerdo sobre el tema en las negociaciones colectivas. La ley aprobada recientemente en Francia por el Gobierno de Lionel Jospin, serviría de ejemplo para reconducir las negociaciones.

El giro que han tomado los acontecimientos no complace del todo a la patronal italiana, temerosa del riesgo de izquierdización que pueda tomar un renacido Gobierno dirigido de nuevo por Romano Prodi.

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