El milagro de los goles integradores
En el siempre difícil proceso de integración de los chavales que malviven en poblados chabolistas, también los hay que se dejan la piel en el empeño. Tal es el caso de los educadores del Consorcio para el Realojamiento de la Población Marginada, profesionales en su mayoría jóvenes, pero ya curtidos en la batalla diaria por conseguir una escuela digna, útil y atractiva para unos críos que crecen, muchas veces, rodeados de barro y papelinas.
"Entre los chavales hay de todo", relata uno de los dos educadores que trabajan en La Celsa. "Hay familias, a lo mejor con el padre en prisión, que le dan menos importancia a la educación. En cambio, otros chavales montan en el autocar que les lleva a la escuela para olvidarse de todo ese mundo. Y eso, en el caso de unos muchachos que juegan entre decenas de toxicómanos que se clavan la aguja, tiene su mérito". Los progresos son lentos, pero perceptibles. Tanto que este año, por vez primera, los educadores se enorgullecen de que cuatro equipos de fútbol de La Celsa participar. en la liga municipal.
Con los goles, fuente de pasiones desbocadas, también se hacen amigos.
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