Una funeraria enterró en una casa 70 cadáveres que debía incinerar

Una denuncia del Parque Cementerio de Málaga ha permitido a la Policía Judicial descubrir hasta ayer más de 70 restos humanos y urnas con cenizas que debieron ser incinerados en varios camposantos andaluces y que acabaron enterrados en el sótano de una casa propiedad del responsable de una funeraria de la capital que atravesaba por dificultades económicas. La empresa de pompas fúnebres cobró unas 70.000 pesetas como media por las operaciones que no efectuó.Otras tres empresas aparecen relacionadas en un fraude al cementerio malagueño por utilizar bajo cuerda el horno crematorio en connivencia con un empleado. De momento se han practicado cinco detenciones.

Los problemas económicos por los que atravesaba el gerente, de la sociedad, E.P.R., le llevaron a enterrar en un inmueble de su propiedad los restos ahora descubiertos para evitarse su traslado y posterior incineración en los cementerios de Marbella, Sevilla y Granada. La mayoría de los osarios presentan unas etiquetas identificativas de los difuntos, aunque hay algunos que aún deben ser analizados por la policía, según aseguraron fuentes de la investigación, declarada secreta por el juez.