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Edificios para todos los bolsillos

La Bolsa, el Congreso, Bankinter y el BBV concentran a los curiosos en el Día Mundial de la Arquitectura

Lo del índice 600 en la Bolsa madrileña debe haber disparado la curiosidad del ciudadano medio por el negocio bursátil y la tonalidad exacta del tan mentado parqué. Tal ocurrencia circulaba ayer por el Colegio de Arquitectos de Madrid tras comprobar el rotundo éxito de público qué cosechó la sede de la Bolsa, de 1893, en la jornada de puertas abiertas con la que ayer se celebraba el Día Mundial de la Arquitectura. Más de 800 personas desfilaron por la mañana por la plazade la Independencia, mientras que la atención vespertina se centró en las modernidades de la construcción bancaria -otra vez los dineros de por medio-: el BBV de Sáenz de Oiza, el Bankinter de Moneo y el Bankunión de Molezúrt.El menú era inabarcable para un solo día, y más con las restricciones de horario inevitables en estos casos. Estudiantes, jubilados o simplemente curiosos de variado pelaje disponían de la posibilidad de visitar, de forma gratuita y con guía ex profeso de camiseta roja, hasta 30 edificios de la capital y algún, otro municipio de la periferia (Alcalá de Henares, fundamentalmente). Eran inmuebles, en muchos casos, familiares a la vista, pero muy poco frecuentados en sus entrañas por el madrileño de a pie: la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la Sociedad General de Autores, el Círculo de Bellas Artes o el Congreso de los Diputados, entre otras muy ilustres edificaciones capitalinas.

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Una selección muy poco 'madrileñista'

A última hora de la tarde, la organización pronosticaba que los 30 edificios del programa sumarían unos 11.000 visitantes. La cifra se antoja modesta en comparación con la primera edición del Día de la Arquitectura, el año pasado -los curiosos fueron entonces cerca de. 16.000-, pero también es verdad que aquel 1 de julio de 1996 las obras visitables eran bastantes más: 45. El teléfono de información del Colegio de Arquitectos, en cualquier caso, no dejó de repicar durante todo el día. Y eso que el programa hubo de organizarse a matacaballo, sin tiempo apenas para incluir alguna oferta especialmente singular. El cumpleaños del genio

"El año pasado tuvimos tres meses para los preparativos. En esta ocasión, cuando la Unesco fijó la fecha en el primer lunes de octubre, ya estábamos en septiembre", se excusó el coordinador de la celebración, José María Fernández Isla. El calendario le lanzó ayer un bonito guiño cómplice a los arquitectos. Un amante de las efemérides llamó al colegio. a media tlrde para confiar un feliz descubrimiento que había pasado inadvertido: Le Corbusier, uno de los dos o tres autores más influyentes del siglo, nació un 6 de octubre de 1887. Para el primer lunes del mes de 1998, el 5 de octubre, habrá, que buscarse otro aniversario: con tiempo queda avisado.

La arquitectura del siglo XX era, desde luego, la gran protagonista de la selección capitalina. Salvo la Escuela de Minas, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la Bolsa de Madrid, el Congreso de los Diputados, el teatro María Guerrero, el Colegio Oficial de Médicos, la Cámara de Comercio y el Museo del Prado, todos los edificios databan de las últimas nueve décadas.

En el Congreso, las rigurosas condiciones de entrada -grupos reducidos y sólo dos horas de margen- hacían prever, 250 visitantes. Al final, ante la gran demanda, se pudo colar a 313. Muchos de estos amantes de la arquitectura apuraron el resto de la mañana en la Bolsa, el Círculo de Bellas Artes y la Academia de San Fernando.

José Ramón Jiménez, de 26 años, el estudiante de sexto de Arquitectura que hacía las veces de cicerone en esta Academia, se confesaba divertido con tan circunstancial oficio.

Un variopinto grupo de estudiantes, personas mayores y curiosos atendía, visiblemente complacido, a sus explicaciones. sobre el antiguo palacete. ¿El secreto de su éxito? "La didáctica, supongo", apuntó. "La naturalidad a la hora de explicar, las cosas es fundamental. Hay que abrirse a cualquier pregunta Rosa Galindo, su compañera de peripecia, asentía. Y agregó: "Los jubilados son los más preguntones, incluso en cuestiones pictóricas o escultóricas, en las que a veces te dejan en blanco. Como ellos nunca tienen prisa ...."

El circuito vespertino más celebrado fue el compuesto por el BBV, el Bankinter y el edificio de Castellana, 46, antiguo Bankunión. El público, en este caso, era de clara mayoría universitaria, ya que estas obras se estudian con detalle en la Escuela de Arquitectura. La cola superó, en algunos momentos de la tarde, las 200 personas.

Otras modernidades tuvieron mucha menos demanda, caso de la sede de Telemadrid o la de Antena 3. "Quizá no sean joyas de la arquitectura", se justificó Fernández Isla, "pero tienen interés como edificios contenedores, aquellos que pueden albergar cualquier cosa en su interior".

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