Frenazo en las autovías
Los accesos a la meseta no se completarán hasta después del 2000
Los 632 kilómetros que suman las dos autovías gallegas desde Benavente -la Noroeste hacia A Coruña, y la Rías Baixas hacia Vigo- se han convertido en una suerte de scalectrix monumental, con tramos y subtramos de quita y pon que multiplican los actos inaugurales y abundan en la polémica de frenazos y plazos incumplidos. El primero establecía el final de las obras en 1995, y no han dejado de llover otros. El jueves, enfilando la recta de las elecciones, fueron inaugurados 52 kilómetros, que arrojan un saldo en servicio de 127 kilómetros en la Noroeste y de 77 en la Rías Baixas. El año próximo, según Fomento, ambas estarán concluidas, excepto el tramo de Pedrafita, cuya solución se aplaza para más allá del año 2000.Los primeros informes sobre las autovías gallegas fueron encargados por el MOPU en 1990. Es en esa fase cuando Manuel Fraga, estrenándose casi como presidente de la Xunta, logra concitar la unanimidad parlamentaria y social para reclamar del Gobierno socialista una actuación decidida al respecto. En 1991 firma con el ministro Sáenz de Cosculluela el convenio que compromete su realización en los cuatro años siguientes.
"Es nuestro pecado original", recuerda ahora Emilio Pérez Touriño, a la sazón responsable de Infraestructuras Terrestres. "La complicación del proyecto no permitía cumplir ese plazo". Tampoco el volumen de inversiones que requería, 400.000 millones de pesetas. Generó además extraordinarias tensiones políticas: ¿Por qué dos autovías para Galicia cuando también Valencia, por ejemplo, carecía de ellas? El Gobierno, no obstante, mantuvo la presión fiscal para obtener los recursos y cuando le llegó el relevo, en 1996, ya había invertido en las autovías gallegas 200.000 millones. "Nunca perdimos el tiempo", asegura Pérez Touriño.
En la Noroeste ya están comunicadas desde el jueves A Coruña y Lugo. Pero la prueba, la gran muralla salvar, son los cinco tramos de Pedrafita, la entrada principal en Galicia desde la meseta 55 kilómetros que, por las condiciones geológicas y orográficas que deben superarse, con la mitad del recorrido por túneles y viaductos, en estos momentos representan la obra de ingeniería más importante de España. "Las obras estarán ejecutadas en un plazo de tres años o tres años y medio", afirmó el jueves el ministro Arias Salgado. Cuesta creerlo.
Los proyectos de esos cinco tramos quedaron listos para su licitación en 1996, cuando tomó posesión el Gobierno de José María Aznar. Fue, sin embargo, un año perdido. El concurso no se convocó hasta diciembre y no fue adjudicado hasta finales de abril de este año, para ser ejecutado en 42 meses por 72.000 millones.El 31 de julio, Manuel Fraga colocó la primera piedra ante imponentes máquinas y camiones. Pero, tomadas las fotos, esta maquinaria desapareció al tiempo ue la comitiva augural. Y desde entonces no ha hado semana en que o se haya reproduido la disputa con os mismos argumentos: los alcaldes y vecinos de la zona, denunciando el camelo de las obras, porque no se veían maquinas trabajando; y la Xunta, sosteniendo que las operaciones seguían su curso normal, lo cual, se concretó en la presencia de una máquina dedicada a limpiar el monte de tojos... "Lo importante es que hay topógrafos pateando el terreno y eso es lo que hay que hacer ahora", zanjó el asunto Fraga. El ministro Arias Salgado, contra mayores evidencias, lo reiteró el jueves: "Las obras se han iniciado". Parece un acto de fe.
Según el proyecto de Presupuestos del Estado, esos cinco tramos de Pedrafita se repartirán el próximo año una inversión de 7.500 millones de pesetas, o sea, el 10% del total. De manera que sólo un extraordinario e improbable esfuerzo inversor de 65.000 millones en los ejercicios de 1999 y 2000 permitirá cumplir los plazos comprometidos por el ministro.
Fomento asegura por otra parte, que las dos autovias, con la excepción de Pedrafita, estarán plenamente en servicio en 1998. A ello se destinan 50.000 millones de los Presupuestos. El mismo proyecto presupuestario, sin embargo, aplaza para el ejercicio siguiente la inversión en ambas de otros 15.000 millones: ¿Para qué, si ya han de estar acabadas?
También en primavera se anunció que este otoño estaría en servicio en la Rías Baixas, el trayecto Vigo-Ourense el de mayor rentabilidad social según todos los estudios. Pero en julio, las empresas que lo construían despidieron al personal y abandonaron las obras. En los tramos más difíciles se agotó el presupuesto. "Como vieron que no podrían inaugurar nada antes de las elecciones, decidieron concentrar el esfuerzo entre Ourense y Zamora", explicó uno de los empresarios afectados.Entre Vigo y Benavente están actualmente operativos 77 kilómetros, el jueves se inauguraron los 37 últimos.
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