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Un ex represor argentino pide no ser detenido cuando llegue a Madrid para participar en un programa de televisión

El ex capitán argentino Adolfo Scilingo, conocido por confesar que durante la dictadura militar de su país ayudó a arrojar cientos de prisioneros vivos al mar tras drogarlos, quiere viajar a Madrid la semana que viene. Para ello ha pedido a Baltasar Garzón garantías de que no será detenido en cuanto ponga pie en Barajas, ya que este juez instruye una causa por la desaparición de 600 españoles en Argentina. El ex represor desea participar en un programa de televisión.Desde hace dos años es conocida la lúgubre fama de Scilingo, quien conmocionó Argentina al revelar la existencia de los vuelos de la muerte en los que cientos de detenidos eran arrojados al Río de la Plata desnudos y narcotizados. Pero hace dos semanas se supo que había sido secuestrado y torturado. Aparentemente arrepentido, el ex militar preparaba en ese momento un informe de 100 folios con detalles sobre la represión ilegal argentina durante la dictadura de 1976 a 1983 destinado precisamente a Garzón, y atribuyó su odisea a oscuros elementos del poder en Argentina, decididos a evitar que relate ante el juez el horror de aquellos años.

"Pero de ninguna manera me voy a callar; estoy a disposición de Garzón y le voy a cursar un relato de lo ocurrido aquellos años", declaró hace dos semanas a este periódico, tras ser liberado.

Antes, sin embargo, Scilingo prefiere pasar por los platós de la televisión española. Temeroso de ser arrestado en cuanto pise territorio español a pesar de su proclamada voluntad de cooperación, el ex capitán llamó al juzgado número cinco de la Audiencia Nacional, cuyo titular Garzón. La llamada no fue aceptada. Envió entonces un telegrama en el que solicitaba garantías de que no será arrestado.

Precavido, el ex militar se está poniendo la venda antes de que nadie saque el cuchillo, ya que Garzón no ha ordenado su detención. La acción popular sí la ha solicitado formalmente.

Scilingo asegura que, a raíz de las revelaciones de hace dos años, su vida se ha convertido en un infierno salpicado de constantes hostigamientos por personas sospechosas de pertenecer a los cuerpos de seguridad del Estado.

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