Purificadores de aire agotados

Unos 250 españoles viven en Malaisla. Entre ellos, Isabel Muñoz, de 36 años, que reside desde hace tres en Kuala Lumpur. Ayer habló por teléfono con EL PAÍS y aportó su visión, no alarmante, sobre la situación: "Los purificadores de aire se han agotado en las tiendas. Más que sensación de peligro, lo que se vive es una gran incomodidad. No podemos hacer una vida normal. No podemos ir a la piscina, y los niños van de la escuela a casa y viceversa". Isabel Muñoz tiene dos hijos y está en Malaisia porque su marido fue destinado allí como consejero comercial de la embajada española.Los habitantes más afectados por el desastre son los residentes en la isla de Borneo. "Allí han tenido que tomar medidas restrictivas porque su situación es más grave", dice Isabel Muñoz. "La gente lleva mascarillas, los colegios se han cerrado y se han cancelado muchos vuelos por la falta de visibilidad. La única esperanza parece ser el Monzón, la época de lluvias. Si no llega pronto, esto puede durar meses y habrá que pensar en volver a España".

Más sencillo es no ir a la zona, como han aconsejado a sus ciudadanos los gobiernos de Alemania, Dinamarca y el Reino Unido. El turismo sigue retrayéndose tras difundirse la situación que vive la zona. El Departamento de Estado de EE UU ha recomendado precaución a los que pretendan viajar a Indonesia, Singapur, Brunei y Malaisia por lo insano del aire que se respira en la zona. Las compañías turísticas de estos países están registrando anulaciones de forma creciente, según admitieron ayer.

Las agencias de viajes españolas aseguraron, sin embargo, no haber experimentado un notable descenso en la venta de billetes con destino a Malaisia por no ser "un destino muy solicitado", y a Indonesia por estar en temporada baja. Aun así, algunas agencias han desaconsejado a sus clientes viajar a Borneo.