Prodi pide a los sindicatos una reforma de las pensiones para llegar al euro

El primer ministro italiano, Romano Prodi, echó ayer toda la carne en el asador negociador, en un intento desesperado de llegar a un acuerdo con los sindicatos que permita al Ejecutivo afrontar la reforma del Estado de bienestar en un clima de calma social. El Gobierno de centro-izquierda pretende incluir en el Presupuesto del Estado para 1998 recortes de unos 15 billones de liras (1,1 billones de pesetas), consciente de que Italia se juega su entrada en el euro con el grupo de cabeza.

En una jornada maratoniana para intentar alcanzar el consenso sobre el monto del recorte antes de la aprobación, mañana sábado, de los Presupuestos de 1998, Prodi se entrevistó en el Palacio Chigi con los líderes de las tres centrales sindicales y con representantes de la patronal.Las grandes cuentas del Estado para 1998 deberán incluir, aunque sea sin pormenorizar, el monto de los recortes en el capítulo de la Seguridad Social, en el que le corresponderán entre 4 y 5 billones de liras del ahorro (hasta 400.000 millones de pesetas) al peliagudo capítulo de las pensiones.

El Ejecutivo de la coalición de centro izquierda El Olivo espera poder añadir a los ahorros 10 billones de liras (unos 800.000. millones de pesetas) de la lucha contra el fraude y una sabia ampliación del IVA, eso sin contar con un nuevo impuesto ecológico.

Pero lo que provoca tensión y ha llevado al secretario de la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores (Cisl), Sergio D'Antoni, a declarar que "no se dan las condiciones para un acuerdo" es el capítulo de la reforma del Estado de Bienestar.

Ayer, a la hora de hacer su entrada en el Palacio Chigi, los tres líderes sindicales se mostraron cautelosos, mientras los representantes de Confindustria -que salían de una entrevista previa- optaron por aplazar sus comentarios hasta el viernes.

La manzana de la discordia son las pensiones. Uno de los capítulos en los que el Gobierno Prodi se propone utilizar a fondo el bisturí, ya que representan el 15% del PIB. A lo largo de septiembre se ha producido una serie de contactos entre el Gobierno y los líderes de los tres sindicatos para acercar posiciones, pero la posición del Partido de Refundación Comunista (PRC), del que depende la mayoría del Gobierno, no ha contribuido a suavizar tensiones.

El secretario general de PRC, Fausto Bertinotti, no ha dejado de amenazar con una crisis de Gobierno inminente, adoptando una posición claramente contraria a los recortes y abogando por la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales.

Uno de los aspectos más indigestos para los sindicatos es la propuesta gubernamental de extender a todos los trabajadores el sistema contributivo, es decir, el que calcula las pensiones sobre la base de las cotizaciones efectuadas durante toda la vida laboral, y no sobre las últimas retribuciones, como ha sido normal en Italia hasta la modificación hecha por el anterior primer ministro Lamberto Dini

La denominada reforma Dini, de 1995, extendió la fórmula del sistema contributivo a los trabajadores con menos de 18 años de antigüedad. Otra cuestión que desagrada a los sindicatos es la pretensión del Gobierno de retrasar la edad de jubilación, ahora en 53 años.