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Medio millón de filipinos protestan en Manila contra las maniobras de Ramos para seguir en la presidencia

Medio millón de filipinos se echaron ayer a las calles de Manila y otros tantos desfilaron en varias ciudades del país en protesta por las maniobras políticas del presidente Fidel Ramos para mantenerse en el poder. Ante la magnitud de las manifestaciones, promovidas por la Iglesia católica, Ramos tuvo que dar ayer marcha atrás en su intento de reformar la Constitución a fin de levantar la prohibición legal de desempeñar un segundo mandato presidencial.

La ola de protestas que recorrió ayer Filipinas fue la más masiva desde 1986, cuando las manifestaciones populares acabaron con la dictadura del presidente Ferdinand Marcos. Miles de ciudadanos secundaron la convocatoria de la Iglesia precisamente por el temor que inspira en este archipiélago asiático que los dirigentes se puedan perpetuar en el poder.Al término de la concentración, el arzobispo de Manila, el cardenal Jaime Sin, ofició una misa en cuya homilía, lanzó un mensaje conciliatorio al presidente Ramos. "Recemos por la reconciliación nacional", dijo Sin, quien también agradeció a Ramos que hubiese aceptado no presentarse a la reelección en los comicios del año que viene.

El presidente, que regresó ayer a Filipinas tras una gira internacional, aseguró que la reforma constitucional quedaba aplazada hasta después de las elecciones. Posteriormente se dirigió al Palacio de Malacanang, sede de la presidencia, fuertemente protegido por la policía, que levantó barricadas en su alrededor y en los puntos más estratégicos de la capital. Varias patrulleras de la Armada recorrieron también la costa en las inmediaciones del parque de La Luneta, donde concluyó la marcha del llamado Día Nacional de Protesta, que coincidía con el 25º aniversario de la imposición de la ley marcial por el dictador Marcos.La ex presidenta Corazón Aquino, que también se dirigió ayer a los manifestantes en Manila, advirtió del peligro de que el país sufra un retroceso democrático con la reforma constitucional. "Hoy soplan vientos oscuros [en Filipinas], los vientos de la ambición, del comienzo de la tiranía. Estamos aquí para protegernos de esos vientos, para que la luz de la democracia no se apague de nuevo en nuestro país", afirmó Aquino ante el gentío.

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