Los afectados por las inundaciones pasan factura
Haciendo buena la fama de la católica Polonia, los fieles de Opole abarrotan su catedral de ladrillo rojo en misa de doce. El predicador pide a los congregados paciencia y caridad para lidiar con los efectos de la riada. El que más y el que menos tiene a un familiar viviendo en casa como consecuencia de las tres semanas de diluvio.El Gobierno polaco y su burocracia reaccionaron tarde y mal, y ayer era el día, a juzgar por sus declaraciones, en el que los votantes de Opole iban a pasar factura a los socialdemócratas, antiguos comunistas que ganaron aquí los comicios parlamentarios de 1993. El primer ministro, Wlodzimierz Cimoszewicz, que cometió el imperdonable error de afirmar públicamente que no habría ayuda estatal para los campesinos damnificados, fue obligado a rectificar y ha intentado durante la última semana esmerar su campaña en el suroeste de Polonia.
"Demasiado tarde", apostilla Tadeusz Seniow, un jubilado de origen checoslovaco que recuerda indignado cómo "el Gobierno se negó a declarar el estado de excepción, en un país con el 20% de su superficie inundada, para tener más dinero que gastar en estas elecciones". "En Varsovia se tomaban todas las decisiones y las autoridades locales no podían hacer nada sin su consentimiento. Al final casi tuvimos que arreglarnos nosotros solos", agrega.
El señor Seniow, que ha sido recogido por su hija, deambula por las desnudas y todavía húmedas tres habitaciones de lo que fue su casa, un modesto piso de alquiler de unos 50 metros cuadrados en cuya rehabilitación gastará "más de 20.000 zlotys, es decir cuatro veces más de lo que he recibido como ayuda". Es un privilegiado, porque su antigua empresa le ha regalado 4.000 zlotys, unas 200.000 pesetas, y un albañil amigo de su yerno le está haciendo un precio especial. El agua en esta zona alcanzó una altura de más de tres metros sobre la calle.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.