Diagnóstico certero
Una vez más, estoy agradecida a Aurelio Arteta por su artículo de EL PAÍS Aislar los virus, del martes 19 de agosto. Su pensamiento es un diagnóstico certero de la amarga situación en la que tenemos que desenvolvernos.Es cierto; aquí, lo normal es lo patológico. Y no solamente porque existan dos nacionalismos como nos quieren hacer creer. No es una película de vaqueros de buenos (nacionalismo democrático) y malos (nacionalismo terrorista). Es cuestión de nacionalismo: más exactamente, de su origen. El nuestro nació enfrentado. Para ser diferentes, superiores, había que machacar al contrario. Nació en guerra, enseñando los dientes, sin aceptar que puede haber otras ideas, vivencias y herencias. Todas las otras, como la lengua (erdera), son enemigas. No se pudo aceptar que se podía vivir con ellas; solamente contra ellas. Por eso nació ya enfermo.
Y no exagero, me remito a una idea, pensamiento o expresión de Sabino Arana: "El maketo, ¡he ahí el enemigo! Yo no me refiero a una clase determinada de maketos, sino a todos en general: todos los maketos, aristócratas y plebeyos, burgueses y proletarios, sabios e ignorantes, buenos y malos, todos son enemigos encarnizados de nuestra patria, más o menos francos pero siempre encarnizados" ('Nuestros moros', en Bizkaitarra, número 4, 17 de diciembre 1893, Obras Completas, página 196).
Hoy, aunque haya pasado un siglo de esta reflexión, se me hiela la sangre; no por leerla, sino por sentirla vigente aunque con expresiones más solapadas. Mama un odio xenófobo inconmensurable que, lejos de ir disminuyendo, se acrecienta no sólo fuera de las fronteras de nuestra patria, sino dentro de ella y de una forma encarnizada. Algo que nació y pervive tan patológico tan rechazable, ¿cómo puede llegar a ser democrático?
Recordaría a determinados dirigentes salvadores de la patria que, aunque no son ambiguos, dan la espalda al clamor del pueblo, y su política, una vez más, sin ambigüedades, ha vuelto al conflicto, a la confusión y a la pusilanimidad. Les pediría, aunque sin confianza, que no den la espalda al pueblo, que atiendan su clamor y reflexionen sobre los sabios pensamientos como los del señor Arteta, porque sí creo que hay ideas perversas que merecen condena.-
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